Generación Spielberg Parte. II

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II

Catabasis primera.

CANTO CERRADO PARA 1 MUNDO ABIERTO.

 

No estamos malditos, no si nos planteamos en este mundo como monos. Como estrechos canales en busca de caminos. Como fiordos. Como semillas en busca de saliva tibia, de líquido fertilizante. Clásicamente comportarnos como lo hacíamos antes, como seres vacilantes semillas rondando el comienzo de lo nuevo. Explico SER (no “ser cómo”  ni “parecer”) sino SER “Humpty Dumpty” la pura potencia, un ser nonato, un huevo. Y percibo atisbos, debemos, corrijo, es necesario pensarnos hormigas por un momento, pensarnos raíces inyectando el arado, los surcos internos con nuevos matices.  Amenazar ya, con toda erótica y sin afán de empalagar la retórica, las piernas las calabazas tiernas las cordilleras de los cerros. Porque no. No estamos malditos, apenas bebemos del río como mancebos becerros: Aconsejo: Salir mejor, como marabunta de nuestro panal. No flotar como cadáver inerte, en un mar muerto lleno de sal. Sino, salir copado de mariposas hacia nuestro destino final. Encontrar el erario deseado. Abrirlo si es necesario. Meditarnos, corrijo, pensarnos urgentemente como lombrices. Perforar túneles en las manzanas para generar con ello nuevas directrices. Compañera. Porque si tú dices higo: yo persigo. Metafóricamente. Cuando dices trigo, yo percibo que te estás quebrando compañera y te ensueñas recargada en los trapos y te dices calma, alma mía no te vayas a espantar. Pero yo al mirarte, en parte concibo una idea sin contratiempos, lentos Y me escurre la duda. Ruda la duda de la poesía que se queda clavada en la cabecera de la cama como crucifijo, como un hijo bastardo que no le pertenece a nadie que lo halle. Rudo, como decir duro que el sexo sólo sirva de anexo como algo casual en las personas,  como dura también la significancia  de los versos que depende meramente de los nexos para cobrar sentido en las obras. Plexos. Dentro del cuerpo, en los plexos, es donde se hayan los templos, ahí donde se ora a toda hora, ahí con las uñas de fuera rasgándonos la espalda, ahí dejándonos la dermis color ocre, mora. Pero tú no entiendes nada y ahí vas de nuevo timorato espécimen genuflexo.  Pidiendo perdón por tus pecados. Haciendo epitafios,  recados, trámites que terminan en realidad siendo candados para todos tus muertos. Ahí vas de nuevo,  con las manos en pico sudando frío tras lo sordos estallidos de las bombas.  Por nuestro doloroso aullido y el delirio que vamos repitiendo, repitiendo y repitiendo Pero no, tú no, tú aún escuchas esa voz que te dice soplemos. Registremos todo de una vez, codo a codo de una vez, en vez de mirar la realidad con esos aires de verdad que no conocemos. Vámonos por el discurso menos calificado,  como tiro al aire y  azar de dado, registremos todo una vez más, con una fotografía sin marco, una fotografía con nada más que, sin el fiar del todo y sin el grafo. Digo, correcto, es mejor desconfiar en el pasado tal cual queda escrito, tallado. Mejor replantear la historia, la historia una y otra vez esa historia que los rapsodas  ilustrados nos han narrado. Mejor valorar solamente lo que se mira. Únicamente lo que se estira, lo que se encoje, se hace largo, y acoge, se encierra en el sótano de tu cabeza con todo y cerrojo. Se esconde. Mucho ojo vendedor de pepitas del metro ciego y cojo. Escúchame bien muchacho con mona en mano. Ya lo sabes, se te ha dicho hace tiempo, abre tus fauces, meramente asesinas, muestra tu boca abierta de colmillos y encías, anda ya bestia peregrina, saca el revólver, anda ya, saca la lengua, embotella los hastíos, rellena con tu canto todos los espacios vacíos, los abismos de nuestra esquina y empina puntual la noche negra en tu garganta. Mira con tus parpados abiertos el amanecer. Amamanta.  Imanta la atención de los espectadores. Vende más entradas de las debidas, invita cordialmente a todos los revendedores. Levanta la manta de tu cama. Implanta un virus positivo. Escala. Tala si es necesario, sólo para renacer mañana con materia reconstructiva. Mira todo desde arriba vida, que estás en la cumbre y el fuego de nuestros infiernos ahora derrite la estalactita de hielo, ahora somos soles, lumbre.  No, ya no somos hermética  pintura puntillista mirada de cerca. Somos carne y hueso, no réplica de cera. Cera y llama, que también es Vela. Vela de velar de no dormir hasta revelar el secreto, eso que secreta nuestro lado más humano al cargar los fusiles en plena esquizofrenia de guerra. Soldados, amantes, trazando constelaciones en la sopa de letras del fuego cruzado. Toca mis venas. Somos cuerdas palpitantes.  Vamos ahondar hacia el reverso del verso bíblico. A meter los dedos a  la humedad del sexo gíglico. ¡Grita carajo! ¡Grita como si de pronto nos fuera a tragar la pura oquedad! ¡Sin riendas a destajo! El tiempo no es lineal, ni progresista sino cíclico.  Cíclico de aro, de anillo,  fugaz como la chispa raspada de un cerillo, Tú eres el  único defecto sin reparo,  volcán nevado que también es cíclope y quizá antílope en estampida regia que sale al final de cuentas no sales caro, el trote puro, el puro galope sin amparo. Y todo para que puedas decir de ti algún día, anduve nube arriba. Fui, el propio enemigo, de mi mente asesina. Porque, esta es nuestra esencia. La inmanencia de las tristes cosas y el estado del tiempo y miento. Miento si en vez de beber rayos, cambiamos los envases de suero por materia úrica. Úrica de riego que alimenta nuestra base telúrica, pero no de tierra sino de telar. De telar Penelopesco al que obedecen nuestras conversaciones. De amor de  tres corazones y mil brazos que sólo responde a contradicciones. Y las sesiones, que dedicamos para enredar las palabras hasta su tono más violeta y el  trazo en la paleta, la pintura más violenta. Así navegamos esa barca, con el remo sincronizado a la duda caótica que todo lo abarca. Que todo lo olvida, en su parca marea. Así, se nos va la muerte, en un ensayo, rayo. Como el tallo de un árbol frondoso, arrancado a la fuerza por un niño que no quiere hablar, que no quiere llorar y todo para nunca volver atrás, para nunca volver atrás, para nunca volver atrás, para nunca volver atrás, para nunca volver atrás, para nunca volver atrás, para nunca volver atrás, para nunca volver atrás, para nunca volver tras, para nunca volver atrás, para nunca volver atrás, para nunca volver atrás, para nunca volver atrás, para nunca volver atrás, para nunca volver tras. para nunca volver atrás, para nunca volver atrás, para nunca volver atrás, para nunca volver atrás, para nunca volver atrás, para nunca volver tras, para nunca volver atrás, para nunca volver atrás, para nunca volver atrás, para nunca volver atrás, para nunca volver atrás, para nunca volver tras, para nunca volver atrás, para nunca volver atrás, para nunca volver atrás, para nunca volver atrás, para nunca volver atrás, para nunca volver tras, para nunca volver atrás, para nunca volver atrás, para nunca volver atrás, para nunca volver atrás, para nunca volver atrás, para nunca volver atrás.

[Y recordar finalmente de que estamos hechos.]