Rasé.
Me cansé de conocer a la misma gente de siempre, de terminar en las mismas reuniones, de utilizar el mismo lenguaje y la mismas expresiones, me cansé de pagar el mismo celular que todos tienen, el mismo peinado, los mismos zapatos, pantalones, camisas y aspirar a los mismos autos. Me cansé de escuchar la misma música todos los fines de semana, de seguir la misma rutina, de rellenar mi vacío diario con pornografía, memes y de subir fotografías de mi felicidad a redes sociales a gente que no le importo nada. Me cansé de los likes, de esperar a que el mundo me aplauda, para tener un valor en este mundo, para poder sentirme reconocido, para ya no sentirme en éste cuarto tan sólo, tan herido. Me cansé de encontrarle un sentido al empleo que no elegí, a la carrera universitaria no elegí, por miedo a encajar con las demás personas. Me cansé de pretensiones, de dar buena cara, a mis tíos, a mis amigos, a mis padres, a mis abuelos, a los desconocidos en el metro. Me cansé de mandar emojis falsos de corazones a gente que realmente no me importa si se va o se queda, de compartir grupos en whatsapp para formar parte de algo, con más gente que cómo yo, se encuentra vacía pero sonríe en los antros moda para formar parte de algo. Estoy cansado de rellenar el silencio con pláticas absurdas, quiero hacer lo que se me dé la gana, de por un momento no pensar en nada, a pesar de tener a todo volumen el bombardeo masivo de la televisión de paga. Me cansé de aspirar a un coche, a una casa y aún patrimonio decente, de suspirar por un futuro que toda una sociedad lo considera el más grandioso precedente. Me cansé de satisfacer a mis conocidos, para que puedan aprobarme el día que esté muerto. Me cansé de justificar de mil maneras que la vida que elegí, debe de vivida de ésta manera; me cansé de atenuar la rabia que siento con alcohol, con tachas, con mota, con otra pastilla que me recomendó el psiquiatra. Me cansé de recetas médicas, de pastillas para la ansiedad, para la tirria, para la melancolía, me cansé de tenerle miedo al SIDA, al cáncer, al herpes, a que cada día se me separen más los dientes, al colesterol bajo, a la taza alta de enfermedades, a ser continuos pacientes de éste mundo contaminado que le gusta caminar con tapabocas y de tener múltiples membresías y ser clientes frecuentes de la Coca Cola. Me cansé coger sólo para tener hijos, de abstinencia, los preservativos y anticonceptivos. De que alguien se haya tirado a un chango y ahora todos estemos malditos. Me cansé de tener que cuidarme tanto, de tener que subsidiar un seguro de coche, de vida, de toda una generación que no conoceré, de mis futuros hijos, de su familia. Me cansé de ser un ignorante. De sólo poder leer 140 caracteres por día, de Deepak Chopra, de Jorge Bucay, de los libros de superación personal. Me cansé del monje que vendió su Ferrari. Me cansé de los intelectuales que hablan como libros sólo para amurallarse en su esnobismo. Me cansé de Homero, de Cervantes, de Neruda, de Rosario Castellanos, de Octavio Paz y de Gabriel García Márquez. Me cansé de Jorge Luis Borges, de Julio Cortázar, de Roberto Bolaño y de los Detectives Salvajes.Me cansé de los profesores que dicen que esto no es literatura. Qué sólo lo que segrega forma parte de la cultura. Me cansé de los hombres que funcionan como diccionarios, de aquellos que todo lo categorizan, todo lo catalogan, de aquellos que nombran pintores, nombran autores, nombran músicos, nombran fotógrafos, nombran de todo menos sus errores y todo para tener que demostrar que no son unos pendejos, para no sentirse indefensos a falta de ruido, en su silencio. Me cansé de los centros de meditación, del incienso y de alfombras de yoga. Me cansé de no poder hacer ejercicio por no poder pagar un gimnasio, porque el parque no me basta, porque la montaña no me basta, porque la calle no me basta, mi cuerpo no me basta, porque la ropa deportiva no me basta. Me cansé de los hípsters, de los darketos, de los punketos, de los mirreyes coquetos, me cansé de los abogados, de los doctores, de los poetas calificados, de los ingenieros y los arquitectos. Me cansé de la gente que se siente original, de la gente que se perjura especial. Me cansé de los niños índigo, me cansé de los comerciales de cosméticos, de Laura Bozzo, de Lolita Ayala, de Lopez Dóriga, de Loret de Mola, el chavo del ocho y la revista Hola. Me cansé del papa, de Buda, Mahoma, del Che Guevara, de Jesucristo, de la guerra en Irak, del genocidio sirio, judío, la guerra en medio oriente y de los chistes de Obama. Ya me cansé de la comida, rápida, de los partidos políticos y del presidente en turno. De esperar un turno también, en esta fila, para que me den una credencial, con nombre y apellido. Para pasar a registrarme en éste juego que no elegí jugar. Para participar en éste monopoli humano amargo de tragar.
Hoy me levanto el vestido. Suelto el listón de mi pelo.
Ya me cansé de todo y de todos.
Menos de destruir relojes, de taladrar caminos y cambiar.