
I
Tantos colores
que somos
nosotros
conforme pasa el día
que es difícil
saber ya
bien a bien
qué color fuimos
en un principio.
II
Los libros
como el yogurt
deberíamos tirarlos.
2.1
Ya están caducos [los libros];
Como a la leche, inferimos
el oxígeno,
los echó a perder rápido [a los libros, pues].
2.2
Que absurdas son las bibliotecas,
tanto papel, me recuerda
que mejor deberíamos ir a un bosque.
2.3
Prefiero tararear, que hacer tarea.
Prefiero paladear, que apalear mi vida.
Hace mucho perdí las llaves.
III
Las llaves.

Solía en aquel tiempo
tener los señalamientos claros
de todas mis metas.
Solía, por mi cuenta pensar que la felicidad estaba allá
del otro lado
de la pantalla,
del planeta
tierra
quería ser la estrella, pero,
no de Belém,
de la pantalla grande pues,
el que apantalla en vez del que le quedan grandes
las tallas, pues;
Digo solía pensar en estar
allá, del otro lado,
pensar que esto solamente era un simulacro
el ensayo para las ligas mayores,
que allá del otro lado
estaba la vida
de los que visten serio, de los que
te hacen firmar los contratos grandes con
el imperio. Los meros, meros
los güeros
los que gozan de esos privilegios.
Solía, por mi cuenta,
inventarme historias
cuando nadie estaba,
Solía tallar en la tierra, mis pensamientos
bien adentro, ahí, carajo,
ahí, dónde nadie cava,
y con los audífonos puestos
con la cabeza cueva
escuchaba esos ecos de sirenas
que repetían lo que Frank cantaba:
“Sí, mi hermano
todos y todas quieren,
no se hagan, Nikes (pero de los buenos)”
¡Ah!, pero el sueño, es sueño
como dijo Calderón, No Tego,
sino el de la Barca, el que no es mainstream
ni suena en los 40 principales,
sino el que acá
en la Academia, en cambio,
es marca asegurada,
ese que remarca: que la vida es sueño
y el “sueño es sueño”
y a su vez,
el sueño es pobre
y reemplazo de ausencias.
Y digo, esta chido soñar, a veces,
aunque al despertar la realidad no tenga
clemencia
y se te baje el azúcar
y te cambie la frecuencia
cardíaca. Pero, pues acá, de este lado
¿que se la va hacer? cuando uno pierde las ganas
Cuando la poesía se auto sabotea y los poemas
abortan el sentido construido
a través de sus palabras,
que se le va hacer pues,
cuando los poetas achican el verso,
lo acortan, de los tobillos
como los pantalones de moda que ahora usamos
poemas zancos digo, que se re-usan,
que se reutilizan quiero decir,
aunque las palabras muchas veces se rehúsen
necias a encajar al 100,
que digo al 100, al K.
Solía en aquel tiempo pensar,
que tenía las llaves
de las puertas que abriría
en determinado momento.
Solía pensar que mi abuela no se moriría nunca,
Que los resfriados no entraban
por la boca,
ni por las fosas nasales
sino por la nuca
y que el truco estaba
en hablar bien con las personas,
interesarme en sus cosas
y dedicarme,
a ser ½ poeta y ½ relaciones públicas.
Solía, sí, hacer esto
pero, ya no.
Nel padre, se acabó,
llegué a mi límite carnal,
harto desencanto
y el empacho de escenarios
imaginarios ya me hartó. Ni más poetas
ni más chaquetas
de cuero negras
para este rocanrol.
Aquí ya rugió tigre, ya murió.
Así pues, como Rimbuad,
a marchar firme pa´l frente
sin los espejos retrovisores,
como la víbora de la mar
en las bodas;
Nada de voltear atrás
y caer Orfismos devastadores.
Nada de abrir los ojos en el fondo
de las albercas
sin los gogles.
Solía soler rutinas
las 24hrs de día
como la luna suele
salir en los descansos
del solar.
Ya no.