Gotera. (Las flechas de Cupido son causa médica de hemorragia.)
Escrito por: Rasé.
Arte Visual: Mike Mills
A las…
luna cabizbaja,
se nos mete el duende,
ese que se nos escurre y hierve
y entonces empezamos a plantarnos flores
en el la punta de los labios, acariciando,
embriagando nuestros olores.
Sacamos al pajarito azul, lo crucificamos
lo guardamos en el baño,
en el buró de cemento, en el sepulcro
detrás de tu reservado ornamento
y luego viene, como un dragón que muere,
tu lamento,
pero no sufres aunque te arrastras,
te estas muriendo conmigo y te salen alas,
pero no eres ángel;
Pecado, talvez pecado,
ansiado desde las tres de la tarde,
Sensible y amable, lo beso,
Pero no te amo, ni tú a mí,
es una maldita broma, un fuego impactado
que me tira el suelo y entinta el encuentro enamorado
en un mar carmesí, desprovisto, ahogado.
A las…
Luna como bola,
saltamos ahí,
donde la duda sabe a arroz con leche,
donde la promesa es cereza y jugo de uvas,
donde si yo te miro a los ojos, el mundo se compadece
y nos saboreamos, nos empalagamos y luego nos vomitamos.
Nuestras entrañas melódicas, románticas, antagónicas,
son huéspedes de un fantasma con forma de carretera espiral
y así damos giros prologados en las líneas del tiempo
rozándonos tiernamente provocándonos un herida colateral.
Yo no entiendo porque me haces esto,
tengo miedo de quererte tanto hermana, que me cobres impuesto
o que mi sangre sea tu sangre y que cometamos incesto.
A las sol se asoma,
viene nuestro réquiem que no es novedad,
una premonición cantada desde la puerta,
un hada putrefacta, un liebre cazada y descontenta.
Vienen las preguntas como canto fúnebre
y entonces me dices que no,
que talvez más tarde
y te insisto,
te digo que en mi pecho esto esta que arde
y entonces, otra vez
me dices que no, te niegas,
me juras que seguramente,
lo lograremos más tarde,
que mejor mañana nos amamos,
que hoy mejor nos deseamos.
Y entonces me enervo,
te digo que mañana no existe si nunca empezamos,
Que no desperdicies esta semilla
que se nos clavó a ambos,
pero es inútil, porque entre beso y beso,
parece que todo este amor sin empeñarnos,
poco a poco, lo desperdiciamos.