¿Bailamos madre?

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Por Rasé. (Este poema se escribió encima de una canción de la banda “Él mató a un policía motorizado.”)

 Te pido, entonces, como puedo, que no tengas miedo, que no midamos las consecuencias (por lo demás ciertamente incalculables), de subir como cohetes a olisquear la trascendencia, que gritemos “TODO MENOS MIEDO”, con la cara dura de los inquebrantables.

Antonio Calera Grobet.

Te invoco Negra,

que se mordió las uñas

con los ojos llenos de sangre

& enterró las piernas en el lodo

& sus piernas se hicieron raíces

arterias de madera neuronal

Te invoco,

con todas tus diapositivas al mismo tiempo

con tus dientes de sable & de leche

& tus túneles secretos

que más bien son atajos:

laberintos

interminables

de minotauro norteado.

Te invoco, deseo

& repito tres veces te quiero

Para conjurarte del tobillo al arete

& hacer un loop de tu cara

con exponente infinito.

Te invoco, tótem.

Manifiéstate ahora mismo.

Para bullear a las monjas.

Para consolar el pesimismo de Beckett

Para besar mis dedos anoréxicos

& alargarlos como el chicle que mascamos entre besos

& atarlos como 5 nudos marineros

& portarlos como amuleto / a lado de la brújula

de tu llavero de preferencia.

Te invoco, telar de araña

Pashmina solar,

cuervo que

devora los caminos de migas.

Te invoco

Te invoco

Te invoco

& froto la lámpara diamantina

confeti /

cerbatana /

serpiente /

manzana /

Sofía, te invoco

& te arranco con las muelas el taparrabos & colocó una nube en su lugar

& mis huesos tiemblan como un perro chihuahua internado en la coladera de una ciudad deshabitada.

Te invoco, miedo

& repito el conjuro como una larga letanía

Como quien chupa una paleta de caramelo

& con la lengua la transforma en una espada.

Filoso Ahrimán,

te invoco

debajo de una escalera

acariciando un gato negro,

gritando natas natas natas frente a un espejo

(quebrado)

& mis manos conservan el fuego

& mis células agitan maracas

& mi espalda suda hormigas

(contigo sudo hormigas)

& bailo & grito a solas en esta cueva obscura,

& los ecos me agarran de cacha-zapes

& yo peleo con los audífonos a todo decibel

¡Mi amor por vos se ve tan grande!

¡Tan grande como dos galaxias!

**

Por un momento a solas

mis ojos laterales de caballo

se tornan en un enorme cíclope

en un hermoso volcán

& susurró como quien llora debajo de las sábanas

“¿Acaso eres tú?”

& te lamo

& te ruego

& te invoco (una vez más)

A pesar de saber que no hay templo construido

Ni siquiera ofrenda apropiada

para aterrizar al espíritu / en el helipuerto correcto

Sin puta idea de cómo decir

¡¿Cómo decir?!

sin ton ni son

Ni pu ni pa

& con los dientes castañeando doy a entender

“No apagues la luz,

ya es de noche,

deja que me vuelva a dormir.”

& la habitación me parece la celda

de un hospital psiquiátrico

en la que pido mis pastillas,

como quien pide cortésmente un vaso de agua

nada más por el garabato esquizofrénico

en la última hoja de mi cuaderno

que parece autorretrato de Charles Manson

& se asimila como:

“No le imprimas tanta fuerza a 1 volado,

porque las monedas en días soleados,

se llegan a derretir.”

***

Para este punto,

yo ya no sé nada,

pero te invoco Negra, (por última vez)

Encima de esta tabla de oujia

que me está partiendo el alma

que me estira la cordura

& te pido aparezcas,

con todo lo que a mí me falta

esas brújulas & esas galaxias

porque esta pista de baile

es pura duela fría, pura duela fría

sin tus dancin´ shoes

sin tus ojos arrugados

sin mis ganas de runrunearte al oído/ al ombligo,

tal & como dijo Sergio Loo

“te quiero

carne

para mi solito.”

Si fueras uno de los personajes principales de cualquier película de Spike Jonze (si fueras el bueno específicamente) estoy segura que no me gustarías.

Si fueras uno de los personajes principales de cualquier película de Spike Jonze (si fueras el bueno específicamente) estoy segura que no me gustarías.

Escrito por Rasé.

Fotografía Mariana Figueiredo. (@Marfilu)

mariana

 

O decirnos ojos grandes siento algo especial por ti no tengo casa quiero

mudarme contigo o si no

retomar eso de los amigos y sus constantes ay ey uy ay y

sus chismes bobos de tan locales tan secos tan sin ti sin sexo sin tu vente aquí

aquí te quiero carne para mi solito

Sergio Loo.

Ahora sólo falta que lo repitas una vez más, así precisamente con  la rima subtitulada en la que                                  uno intenta desnudar la posibilidad del                      vestido remendado de                                             “ESE” nuestro vicio que ambos portamos con desfachatez con  los calcetines hasta abajo del tobillo y con

La garganta seca de tantas

palabras

polvo

   palabras

residuos (precisamente tóxicos),

                acentos y miradas lacrimógeno,

(precisamente gas pimienta)

 abrazando                                    toda la sala con

la casa derruida por lo que una vez más nos

enmarca nos

(aplaca quiero decir)

Nos triangula (¿sí?)

Obliga a clavarnos el codo en la rodilla y el puño en la barbilla y decir

                                                 debimos creer en ¿nada?

Saltar clavadistas con los brazos muñón/ las manos boligoma  bicicletas y patines y planes amañados para nunca realizarse no por falta de interés (quiero creer) ni por                       un retraso mental / sino / por los límites específicos de los que aquel perro flaco de los Dinamos (¿recuerdas?) intuyó era fantasía y nos arrastra como el gusano

“E-S-E”

que lo devoran los

Gusanos otros

(Precisamente hormigas- explicaste.)

Pero debimos saber, digo saber cómo quien más bien da entender no subestimar al

  1. Enemigo:

Minuto hormiga devorando al

gusano

“ESE” nuestro espacio (¿sabes?)

Y no es que no quiera, pero mejor te digo- no me mires así. No digas nada. -Ojos azucarados- te dije

                                 -Cinturita de avispa- ¡No mames!

                                             En serio te digo que

No me tomes  de la mano, como quien dice –Don´t press delete.- que una cosa son las autopistas/

                             el tarot/

                                       las cítaras

                   y otra muy diferente es cerrar los telones los

párpados “ESOS”

como quien resuelve un problema matemático con formulario en mano

o

como quien aprueba de manera rutinaria un examen de flauta Yamaha

 casi

      casi

               casi

                      con 1 epígrafe de Paul Geraldy

                                                                 & golondrinas

                                                                                              &

                                                                                                                pañuelos

                                                                                                                                                        blancos.

¿Como guardo el sonido de las olas en 1 cajita musical?

¿Cómo guardo el sonido de las olas en 1 cajita musical?

(Canción de playa II, divida en 6 actos (& ½ & ¼).)

Escrito e imaginado por Rasé.

Fotografía por Mariana Figueiredo (@Marfilu)

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*

Los ojos construyen con la arena 1 castillo de cartas.

El verso que estaba buscando al borde de la espuma  levanta las manos, se equilibra, surfeando entre la brisa.

– ¡Soy libre!- dice.

Tararea una canción de los Beach Boys (puede que sea wouldn´t it be nice)

Se jubila de los prejuicios. Le gusta malabaerar con jarrones de porcelana (ya no le importa si hay o no colchón abajo)

Ahora dedica su vida a la recolección de paisajes & conchas de mar.

                                 *  1/2

Dentro de mí, muy en mí, 1 arpegio de peces orbita comunicándose  el huracán venidero.

El ritmo de la luciérnagas mecánicas / orgánicas

susurra en clave morse

el génesis cósmico con el fuimos moldeados:

Somos polvo de estrellas.” –percibo en el mensaje- Tac-Tac-Tac.

Posdata:

1 agujero negro es relativamente parecido lo que ustedes conocen como Deep House.

-Gracias E.T- le respondo.

**

Allá,

las olas,

suenan a 1 trueno;

Las olas truenan:

“como si nos odiaran”,

Antes,

el breve silencio,

1 realidad más onírica que la de los mismos sueños

(& Luego truenan otra vez, ¿escuchas?

                                                                                                            “como si nos odiaran.”)

***

Nubes,

1 parvada de zopilotes rastreando

(¿Corazones?.) – ¡Calma!- dice el verso.

Hemos colocado nuestro sillón arbitrariamente en altamar,

Estamos a  salvo. Icen banderas.

(¿Somos náufragos recuerdas?)

****

En mi centro, mis venas se arman un telar al ritmo de William Onyeabor- IM GONNA EXPLOTE LIKE ¡Atomic Bomb!

¡Mis dedos quedan presos del Baile de San Vito! &

Traigo,

tatuado en la espalda, el “Wish you where here” en cada amanecer & atardecer de esta

soledad auto medicada.

(Los recuerdos me traicionan)

 **** 1/4

Mi cabeza 1 jardín Zen / 1 arenero meado por la pandilla de gatos de Carlos Monsiváis.

Mis ideas 1 collage de (re)cortes de periódicos & revistas.

El destino se torna en 1 prolongada playlist aleatoria de

Cri cri´s

: Pepe grillos- chavos rucos:

contradichos por la embriaguez astuta de  1 carpe diem inacabado.

Licuadoras orquestando la mezcla perfecta de mariposas & sombras proyectadas en HD. Signos inconfundibles de la levedad & el olvido injustificado.

(¿O quizá  de la memoria indivisible?)

*****

Duermo. Sueño / arrullado en  1 hamaca colgada entre dos nubes que me balancean a la voz del

1, 2, 3

¡Agua va!

& despego, entre los brazos / la trompa quiero decir, de 1 elefante que jura haber reencarnado más de 1 vez en hombre & dice no se arrepiente de haber comido carne en esta vida (ni en las anteriores)

Me grita- ¡Inyéctale saliva a las palabras!, Mendigo gargajo altivo.

Me amenaza- ¡Llora hoy que puedes pinche cristo negro!

Me Sugiere –Sumérgete en las pesadillas de tu vecino recluso inconfeso; recuerda que tú terminaste por anclar en la matriz de tu madre por la mera causalidad de 1 azaroso

-¡chin-chan-pú galáctico!-

(No porque tú alfombra de Yoga New Age levite al ritmo de 1 cassete hindú.)

(Ni porque te hayas perforado en los cartílagos 2 varas de incienso.)

*** ***

Aquí, queda vaciarse de sí, para que Dios se haga presente.

Aquí, queda colocar el altar de flores de cempasúchil a las arrugas

& obstinados seguir remando kayak, universo adentro;

Mientras nosotros, piratas anarquistas,  nos volvemos 2 tripulantes del sueño de 1 perro playero & cabalgamos sobre 1 caballito de mar por los arrecifes cromáticos que se han diseñado desde la mente pervertida de 1 arquitecto obsesionado por el minimalismo & las buenas costumbres.

Blu mun.

Blu mun.

foto (1)

Omnes vulnerat, postuma necat.

Todas [las horas] hieren, la última mata.

Proverbio latino que se graba en los relojes.

Escrito por Rasé.

 

I. Bungalow 7.

Sobrevivir lo que se dice sobrevivir puede ser solamente (y mucho más en este mundo jodido) una cuestión de opiniones (vagas) o  un mero punto de vista (insignificante cabe recalcar) y más cuando la misma supervivencia se trata de hacer tiempo en la habitación de un hotel, mirando un programa de televisión en el que el presentador con su perfecta dentadura( y su perfecta vida de imbécil) blanca nos anuncia entre tambores de emoción previa, que un auto último modelo será el premio que se llevará aquel concursante ganador que responda la pregunta: ¿En qué año murió el escritor Oscar Wilde?

-Que se jodan.- Imagino que exclamaría Irene. – Nos tienen esperando desde hace meses a que nos pudramos en estas malditas salas de espera. Ni siquiera se molestan en traernos una pinche botana. ¡Unos pretzels! ¡No sabes que daría por unos malditos pretzels!

Pues sí. Eso está muy claro, ¿pero qué le podemos hacer?- Respondo al silencio. Irene mantiene conmigo la conversación imaginaria que yo mismo he provocado. Su cabeza se mantiene inmutable y sus ojos permanecen abiertos, la vista no está del todo perdida. Irene mira el techo de la habitación. Específicamente a la lámpara amarrilla que cuelga en el centro. En el fondo, se escucha  el arrítmico sonido del tanque de oxígeno, orquestador por antonomasia  de la banda sonora que nos acompaña a lo largo de nuestras charlas vespertinas. –A mí ya no me sorprende nada. –le digo sin dejar de mirar el televisor- Deberías haberlo entendido desde hace mucho tiempo Irene, ya no son  los días en los que contábamos los mosaicos de la alberca del hotel y tu fingías sacar cuentas del perímetro mientras nadabas o hacías bucitos. Por cierto ¿Cuántos mosaicos decías que eran? ¿Noventa mil? No sé, pero no, ya no Irene, definitivamente se acabaron esos días en los que Oasis llenaba estadios y todos nos rasgábamos las playeras intentando corear al unísono “Champagne supernova”. Las cosas han cambiado. Deberías entenderlo.

Irene me mira. Quiere agua. Lo sé porque ha estado haciendo mucho calor últimamente. Y porque simplemente lo sé. Son cosas que sé todo el tiempo. Como cuando quiere ir al baño o cuando desea que deje de hablar estupideces y quiere que me vaya. Son cosas que sé. -¿No prefieres una cerveza?- le pregunto. Irene no toma alcohol desde hace cuatro años. Siempre la molesto. –Con que muy sobria ¿eh? Pero antes….- Le susurro para que nadie más me escuche. De cualquier forma ella sabe que es broma, yo sé que le costaría mucho trabajo tomar la cerveza. Lo digo por la manguera y la máscara de oxígeno. También por la parálisis de su brazo derecho. No porque a Irene no le guste mezclar. De hecho, yo creo que un coctel de pastillas con una buena cerveza no le vendría mal. Al menos estoy seguro que ella le encantaría. El otro día hicimos una pequeña fiesta. Irene había dejado en el lavamanos unas píldoras para la migraña. -¿Qué estamos celebrando?- le pregunté ansioso. Era nuestro aniversario. Ella prefirió no mezclar, creo que estaba cansada de mirar en televisión al estúpido presentador de concursos que siempre colocan en el canal dos. –Si no te molesta, yo si voy a celebrar.- le dije. Ella no se molestó.-  Me tomé un par y abrí la botella de vino que  tenía guardada especialmente para la ocasión. Lo demás no lo recuerdo, creo que me quedé dormido a la hora. Qué bien se siente soñar con esas nenas encima. Ahora entiendo porque Irene no puede parar de tomarlas. Al cabo de segundos mi cabeza parecía un disco vinil de LCD Soundsystem y yo andaba bailando Daft Punk is playing at my house con los ojos abiertos al igual que Irene, mirando el techo. Específicamente la lámpara amarilla que cuelga en el centro y quizá estaba babeando un poco, pero no importa ¿Quién no babea un poco al dormir?

 II. Bungalow 5.

El otro día Lulú vino a visitarme. Aunque yo sé que es rara, me abstengo de decírselo cada vez que cogemos en la estrecha cama de su Bungalow. No lo digo sólo por criticarla al aire ni mucho menos. Lulú me agrada, jamás hablaría mal de ella, pero eso no le quita que este parcialmente deschavetada. El otro día por ejemplo, cuando acabamos de coger, se sentó en el borde de la cama y en lugar de pararse a prender un cigarro o algún otro cliché rutinario, decidió  pedirme una paleta de caramelo. –Una de esas paletas de tarro de cerveza que tienes en la recepción del hotel. ¡Por-favor!.- ¿Estás loca?- le reclamé. –Estoy completamente desnudo, tendría que cambiarme para salir del bungalow y buscar tu estúpida paleta.- Ella me miró con desaprobación y después, una vez más pidió: “Por-favor, por-favor, ni siquiera hay gente a esta hora en el hotel y lo sabes.” No sé. Estoy casi seguro que le falta un tornillo a Lulú y eso me excita definitivamente. Son cosas que no puedo negarle a mi naturaleza. El sólo hecho de imaginar su rostro cuando esta de espaldas a mí, con todos los músculos contrayéndose al ritmo de los resortes del colchón y pensar al mismo tiempo que dentro de su cabeza se está gestando  algún dato extraño, uno dato de esos que escupe de repente al finalizar sus orgasmos, no sé, como aquel en el que hablaba de los ciervos machos que se masturban frotando las puntas de su cornamenta contra la hierba, hacen que mi eyaculación se torne en un maldito cohete espacial y que valga la pena salir semidesnudo por las paletas de cerveza que están en el lobby.

  • ¿Me quieres?- me preguntó el otro día.
  • No empieces.
  • No tienes que responder ahorita. Yo lo he estado pensando últimamente. Soy feliz cada vez que te visito. Tengo mis dudas al respecto aún, pero el problema central es que creo que yo te amo, pero todavía no estoy muy segura de eso.
  • ¿Y Romano?
  • Romano es un imbécil.
  • En verdad dudo que pienses eso de Romano.
  • Romano no es un imbécil, pero ya sabes, es Romano.
  • No me amas- dije en tono de afirmación.
  • ¿Y tú como puedes saber eso?
  • No lo sé. Pero no tiene sentido lo que dices. De todas formas aunque me amaras ¿de qué serviría? ¿Yo que puedo hacer con ese amor?
  • Podrías empezar por traerme una paleta de cerveza.
  • Estás loca.
  • ¡Ya, ya, ya! No te amo, sólo te estoy chantajeando porque quiero mis dulces

III. La alberca.

Estaba recostado justo en el cuarto camastro al borde de la alberca. Irene estaba dentro del agua con los brazos levantados al aire. Las ondas de agua alrededor de ella la hacían parecer Saturno con una serie de anillos que la rodeaban. Así es como la  veía a ella en medio de un halo líquido: eterna, carnal. Cantaba suavemente un coro y sus manos se movían como dos aves que se cruzan y entrecruzan sin tocarse. Bailaba con los ojos cerrados y movía la cabeza de un lado a otro. –Thom Yorke es un genio.- Interrumpió su canto para decirme. Desde hace unas horas, había colocado en las bocinas que se encargan de musicalizar la zona de la alberca, una playlist que habíamos armado juntos para momentos como este, cuando no hay huéspedes que nos molesten y podemos dedicar las áreas comunes a nuestros íntimos placeres hedonistas. La canción que sonaba era Wierd fishes o Nude, no recuerdo bien. Lo que sí recuerdo es que había un coro muy suave que subtitulaban los labios de Irene.

-El otro día soñé con él.

-¿Con quién?- pregunto.

-Con Thom Yorke.

-¿Y qué pasó?

-Pues nada. Realmente él estaba ahí sentado nada más. Creo, si mal no recuerdo, que estábamos en un concierto de Oasis y él se moría por subir a cantar.

Comienzo a reírme

-¿De qué te ríes?

– De Thom Yorke. No creo que sea nada como tú lo describes.

-¿Porque?

– Sin especular demasiado en su personalidad, seguramente debe ser un tipo muy modesto. Supongo que en un caso así dejaría cantar a Oasis sin protagonismos y se fumaría un porro y se quedaría callado y quizá, pero sólo quizá, bailaría un poco como tú y eso sería todo.

– No lo sé. Mi Thom Yorke era mucho más activo que el tuyo.- y después de decir estas palabras, Irene clava su vista en el fondo de la alberca.

-¿Qué miras?

-Los mosaicos.- responde sumergiendo la nariz en el agua.

– ¿Qué tienen los mosaicos?

-Me dijiste que eran de un material especial.

-¿Concha nácar?

-¡Eso!

-Sí, cuando se construyó la alberca el arquitecto dijo que a la luz del día, la concha nácar y el agua crearían un efecto como de arcoíris.

-Me encanta la idea.

– A mí también, por eso decidieron al final optar por ese material.

Irene permanece mirando el fondo de la albera.

-¿Cuántos son?

-¿El número de mosaicos?

-Sí ¿Cuántos son?

-No tengo idea.- Respondo intrigado por la pregunta.- Cuéntalos.

Irene se sumerge y comienza  como un reptil, a escurrirse encima de cada uno de los mosaicos debajo del agua. Su dedo índice comienza a señalar uno a uno los cuadrados que forman parte de la superficie de la alberca. La música al fondo sigue sonando y yo la imagino a ella, paralelamente, sumergiéndose en una caldera de mi mente. Irene nada de crol, tanto en la alberca como en mi cabeza. Hace bucitos y deja sus cabellos volar como las serpientes de una medusa amante de los géneros musicales undergroud. No es perfecta, es simplemente Irene. No sé, si las cosas siguen así, lo más probable es que eventualmente me termine casando con esta mujer e incluso, quizá, si las cosas van mejor, podría tener un hijo y nombrarlo si nos parece los más adecuado, Thom Yorke.

-Son noventa mil. –Me grita sacando su cabeza del agua.- Lo saqué en base al perímetro.

La noche me pesa más que el número de mosaicos.

-Ahora ponte a contar las estrellas.- le digo mirando al cielo.

-Sí lo haría.- Me dice Irene. –El problema es que nunca aprendí a sacar el área de las esferas.

 IV. Pres Dilit.

Ok.-Me dice Lulú- Ahora que estás parado ahí, no sueltes la vela. Quédate ahí, piensa que eres una estatua. Por ningún motivo vayas a moverte. Si logras hacerlo, yo misma iré por tu paleta de cerveza al lobby.- Luego, saltando en puntitas sobre sus propios pies, cómo una niña que está haciendo una travesura, se acerca a la cama y busca entre las sábanas su cámara. Es una cámara instantánea que compró el jueves pasado en un arranque de emoción después de haber hojeado una revista de fotografía artística.

-¿Qué se supone que tengo que hacer?- interrogo.

-Nada. Sólo quédate ahí. El chiste es tomarle la foto a tu sombra.

-Ahora resulta que prefieres más mi reflejo que a mí.- le digo riendo.

-¡Que no te muevas!

-No me moví. Pero si me cae un poco de cera…

-¡Shhh! Me desconcentras.

Lulú se aleja, encuadra, “un poco más a la derecha”, ahora “un poco más a la izquierda”, “¡no te muevas carajo!”…así, así, perfecto y ¡flash! La foto está tomada.

  • ¿A ver?
  • Cuando acabe mi proyecto te las enseñaré todas.
  • ¿Al menos sale bien mi sombra? ¿No salgo gordo?
  • Es tu sombra. No puede salir gorda.
  • Me siento como Eco despreciada por Narciso.- Le digo.

Pero Lulú no sabe de qué hablo. Le encantaría saber de qué hablo, eso es un hecho, pero sus conocimientos sobre mitología griega son tan nulos al igual que el mismo arte de la fotografía.

-¿De qué hablas?

Así que le narro la breve historia de Eco. Le explico que Eco era una ninfa del bosque (no me detengo a explicarle que es una ninfa, a pesar de que Lulú hace una cara de confusión) enamorada de su propia voz. Por una serie de motivos, específicamente por ser cómplice de encubrir las infidelidades del padre de todos los dioses, Zeus. Hera, diosa y esposa del adultero, le castiga su más preciado orgullo: “el habla.” Es cuando Eco queda limitada a repetir solamente la última palabra emitida por aquellos que tengan contacto verbal con ella. Pero eso no es todo, la pobre Eco queda flechada por Narciso y al no poder hablar con él, éste la rechaza y ella triste decide consumirse en el aire y así, su voz es lo único que termina quedando con nosotros.

-¿Estás diciendo que te vas a desvanecer?

-Estoy diciendo que, hipotéticamente, si esto fuera el mito. Yo y  mi sombra seríamos la mezcla de Eco y su castigo enamorados de Narciso. La cámara sería el rechazo, la fotografía sería mi desvanecimiento y la sombra sola dentro de la fotografía, sería mi voz huérfana en el aire y entonces, por consecuencia, yo ya no existiría.

-¿Y piensas que yo soy la que está loca en esta relación?

– En realidad no pienso nada. Sólo eché mi mente a volar con todo este rito de la vela.

– Dejé a Romano.

– De todas maneras aunque no existiera, habría que pensar que sería de mi voz si…

-¿Escuchaste lo que dije? Dejé a Romano, quiero estar contigo.

– ¿Qué día es hoy?

-No me estas escuchando.

-Sí te escuché pero no sé qué quieres que te responda.

-Quiero que dejemos el hotel. Quiero huir de aquí.

– ¿Qué día es hoy?- vuelvo a preguntar.

– No sé, Domingo…que importa.

– No puedo. Perdóname.

-¿No puedes qué?

– Ir contigo a donde sea que quieras ir. Simplemente no puedo. Mañana van a llegar unos huéspedes y…

-Aquí no hay huéspedes, deja de mentirte a ti mismo.

No le respondo. No tiene caso pelear. Lulú fue hecha y deliberada en mi vida con el único objetivo de tener relaciones sexuales. No más. Cualquier interlocución sentimental con ella sería crear un vínculo afectivo del cual no quiero formar parte. Al menos no con ella.

-Cómo sea. No puedo salir de aquí.

– Te amo.

– No me amas Lulú. Tú amas a Romano.

– Tú me estas rechazando a mí, date cuenta quien es Narciso aquí. Cuando menos te des cuenta, lo único que vas a poder escuchar va a ser mi voz y te juro te vas arrepentir.

– No tiene sentido seguir discutiendo.- replico.- Vamos a terminar perdiendo la cabeza dándole vueltas a algo que no tiene una solución conjunta. Somos como un perro buscando su cola.

Lulú me mira encolerizada por mi comentario. Esto me excita. Me gustaría decir que no entiendo por qué, esta vez sí lo sé en definitiva. Es porque después de ese rostro iracundo viene lo que más me gusta de Lulú.

– Mátame.

-¿Cómo quieres que te mate?

-Córtame la cabeza.

Que risa. Lulú me da risa y me excita.

-Mira- me interrumpe- Te voy a decir algo antes de que comencemos a coger y quizá sea el último dato que escuches salir de mi boca. Sí cuando acabemos de coger, no me sigues al salir por esa puerta, nunca más vas a saber de mí. Me desvaneceré antes que tú lo hagas de mi vida. Y esos datos que siempre digo y que te excitan tanto, quedarán grabados en tu conciencia como una voz tatuada que no podrás sacar nunca, un eco del que no puedes escapar. ¿Eso suele pasar no? Ahora, siguiendo lo que iba a decir ¿Alguna vez has visto una mantis religiosa? ¿Sí? Bueno, el macho de la mantis religiosa necesita que le corten la cabeza para que su cuerpo se desinhiba del todo y tenga espasmos sexuales. Quiero que me cortes la cabeza, quiero que me metas en una guillotina y me rebanes la cabeza, si no me puedes hacer el amor, cógeme, cógeme y córtame la cabeza, porque yo lo voy hacer.

 V. Blu Mun.

Anoche falleció Irene. Infarto al corazón fue lo que determinó finalmente el doctor. Pero yo creo que no se trató de  eso. Me gusta pensar que fue por causas naturales y también por cierta voluntad propia. Me gusta pensar que ya no soportaba ni un momento más la voz del conductor de televisión con su perfecta dentadura (y su perfecta vida de imbécil) blanca. No sé, de cualquier forma, sobrevivir no es sinónimo de sobrellevar y hoy en la mañana, al entrar a su habitación a recoger los últimos detalles, su ropa, la máscara de oxígeno, la silla de ruedas, me autoconvencí de forma definitiva, que Irene había decidido partir antes que yo por el simple hecho de pensar en seguir la vida sin conciertos de Oasis, era una maldita mentira. La imposibilidad de poder volver a escuchar “Champagne supernova” en un concierto la volvía loca y el triste consuelo de sólo poder escuchar  Beady Eye, era cómo tomar cerveza sin alcohol y querer embriagarse neciamente. Creo que ella lo entendió mejor que yo y lo tomó demasiado en serio. Para Irene todo tema siempre se tenía que abordar con esa cierta seriedad que la caracterizaba, por esa misma razón seguramente la muerte será una gran compañera de charlas ahora que estén juntas tomando cerveza.

Vine a cerrar su habitación de una vez y para siempre. Antes de esto, quiero colocarle una canción. La melomanía es algo de lo que no se puede desprender nadie que viaje lejos. Coloco el disco, el primer arpegio suena. Aunque no quiera, (en verdad parece un castigo-burla enviado por Irene desde el “mas allá”) de mi cabeza no puedo sacar la canción de Beady Eye: Blue moon. Si la vida fuese una partitura, yo soy un silencio en este momento. El frasco de píldoras de Irene sigue inmóvil en la ventana de la habitación. Nadie le dijo que su trabajo ya no será requerido hasta nuevo aviso. El frasco insiste. Sólo un poco, me dice. Accedo. Coloco una pastilla en mi lengua y la trago con un poco de cerveza. [Qué bien se siente soñar con esas nenas encima.] Si la vida fuese una partitura, en este momento yo soy un Outro. No quizá más bien soy la voz semironca de Tony Bennet, que digo Tony Bennet, de Chavela Vargas y me diluyo con el viento, mi cuerpo se desvanece, escucho que me hablan, pero lo único que puedo responder es la última frase de lo que me preguntan y entonces escucho también a Lulú que me dice: “te amo” y los labios de Irene subtitulan sus palabras y entonces yo abro mis brazos, abro los ojos, miro al techo, específicamente miro la lámpara amarillenta que está en el centro y me tiro de espaldas en la alberca de los noventa mil mosaicos de concha nácar y respondo largamente con la poca ternura que me queda:

¡oooooooooooooooo!

 

Buddha TV

Buddha TV

Escrito por: Rasé.

Arte: William Eggleston

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Por siempre vueltos en la creación,

sólo vemos en ellos  los reflejos de lo que es libre

 oscurecido por nosotros.

 

Rainer Maria Rilke.

 

-Lo que pasa es que somos como un vaso de agua.- murmuró mientras servía una taza de té verde.- El problema es que aún no lo hemos logrado entender.- La alarma sonó, intentando manifestarse desde lo profundo del tiempo, como pidiendo una misericordiosa pausa para descansar las palabras.  Sucedió que me sentía como en una casa de sustos, donde todos los monstruos sabía de antemano que eran falsos, pero aún así me hacían sentir una escalofrío similar a lo que hoy en día se conoce como miedo.- Me duele pensar en todas la cosas que vamos a dejar de hacer.– dije mirándome al espejo. El silencio duró unos cuantos segundos, luego, sin pensar en nada más, comencé a dibujar los primeros trazos con el plumón negro que habíamos donado Angélica y yo para la causa. –Te odio.- fue lo último que pude descifrar en su mirada antes de que comenzáramos a rayar sobre nuestros reflejos. Siempre he pensado que los hombres hacen el mal por una mera causa de ignorancia. Quizá porque no conocen lo que es el bien, quizá porque prefieren ser débiles y justificarse en su propia locura. En fin, compartir algo, aprender de ello y despedirse: los tres escalones perfectos para desembocar en la misma sala de espera del quirófano donde se nos ha colocado desde que éramos niños para constantes operaciones a corazón abierto. – Yo también quiero un espejo.-  Me reclamó. Así que conseguí el espejo de inmediato.- ¿y porque no? También un plumón.- me recriminó. Así que también conseguí  el plumón (¿de inmediato?). –No me parece justo que seas el único que pueda rayar su propio reflejo.–  concluyó indignada. Tanto el espejo como el plumón se los regalé en una caja de zapatos envuelta con papel de china, que más tarde ella utilizó para tapizar las ventanas de la habitación, para que el sol, decía ella,  cobrará diferentes tonos de vida. –Un sol camaleónico que nos permita reinventar nuestra día a día.- En su momento fue lo mejor para los dos. Eso era algo que sabíamos de antemano. Al menos ella lo sabía y por esta misma razón no volteaba a verme cada vez que nos aislábamos en cada polo de la habitación a dibujar en nuestros respectivos reflejos. Los libros ya nos lo habían dicho,  “las utopías consuelan”, estos espacios oníricos que se desarrollan en un plano maravilloso, liso. Esas cuatro líneas delimitantes del marco del espejo donde todo podía ocurrir. Nuestra habitación de madera, la casa de sustos que yo imaginaba en la esquina donde estaba colgado mi espejo. El rinoceronte que era ella cada vez que quería destrozar con su cuerno los paraísos artificiales de su jaula. Los plumones tirados después de que hacíamos el amor. Las relaciones humanas son complicadas, todos podemos saber eso, en cambio los objetos no nos problematizan. Por esa misma razón Angélica podía pensar que nosotros éramos como un vaso de agua. Un palacio diáfano indivisible.

¿Hasta que punto el vaso cumplía su función de vaso, sin estar repleto de líquido?

¿Hasta que punto el agua podía seguir siendo un mismo elemento compacto, sin estar derramada por toda la mesa y desvanecerse evaporada?

-Me duele pensar en todas la cosas que vamos a dejar de hacer.– dije mirándome al espejo. El silencio duró unos cuantos segundos, luego, sin pensar en nada más, comencé a dibujar los primeros trazos con el plumón negro. El juego era eso: todos los días podíamos dibujar algo diferente en nuestros espejos. Cada quien en su esquina. La idea era esa: crear (¿fantasmas?) a través del reflejo de nuestro propio rostro. Yo, la dibujaba a Ella. Angélica, lo dibujaba a Él. Detrás de los dibujos,  estábamos nosotros. Detrás de nosotros, estaban nuestras espaldas, indiferentes, ahogadas en nuestros propios deseos trazados con plumón.  Era la única forma de poder atrapar esa simultaneidad de realidades paralelas en la que vivíamos: crear nuestras ficciones.  Ser los autores y los personajes de nuestras historias. Atados por un imaginario en el cual habíamos decidido habitar (¿juntos?) y a la vez tan extraños como la relación de un libro cerrado en el buró y un lector que mira su portada sin intención alguna de abrirlo.

Mis segundos trazos en el espejo eran específicamente de Ella, las líneas salían solas, eran sus cejas y su boca lo primero que había decidido  esbozar,   recordaba como sucedió que me sentía como en una casa de sustos, donde todos los monstruos, sabía de antemano que eran falsos, pero aún así me hacían sentir un escalofrío similar al miedo. Todo surgía de aquel sentimiento que me venía estrambóticamente como un deja vu, ese momento en el que  mis pies debajo de la mesa rozaban los de Ella, mientras  todos hablábamos de la Teoría del Caos y de cómo sus representaciones en los libros parecían dos alas de mariposa y yo sobaba con mi talón el suyo y nos amarrábamos  (pero sólo debajo de la mesa), sólo en ese momento preciso donde nadie nos podía ver. De ahí derivaba todo el dibujo supongo, de imaginar que Ella ya no dibuja más (…..)  Que ya ha perdido el apetito porque no hay nadie en la casa. De pensar que Ella conocerá nuevos pasos de baile y que cambiará los que tiene y que aprenderá a mirar el norte y el sur y la izquierda y la derecha sin mirar los lunares de su mano y que acabará las películas largas antes de dormirse. Del hecho de tan sólo poder creer  “que la felicidad nos pasó de prisa como un solo de armónica que explota justo en la memoria” –Me duele pensar en todas la cosas que vamos a dejar de hacer.– dije mirándola (los trazos de Ella quiero decir) frente al espejo.

Por esta misa razón Angélica, me dijo –Te odio.- con los ojos antes de que empezáramos a rayar los espejos. Porque sabía que nosotros éramos un vaso de agua incompresible y que bastante era la metafísica de no pensar en nada mientras hacíamos el amor y que sobrantes eran los espejos que nos enjaulaban en esos paraísos artificiales, donde todo era un sueño, una utopía, donde Angélica imaginaba al igual que yo, al rayar su espejo, en su polo de la habitación, ser un rinoceronte queriendo partir palmeras falsas dibujadas en muros de concreto. – El amor siempre vence desarmado Angélica, al igual que la poesía.-  Le respondí tomando de mi taza de té. –Por eso cuando dibujamos, la pluma  se desliza sola, porque no se trata de crear historias, sino de reproducir  pulsaciones.-  Y es que ante su insistencia de pensar que nosotros éramos un vaso de agua, una casa de cristal como la de Breton,  mi idea era mucho más simple. En nuestra habitación de madera, crear los juegos reglamentados de los espejos nada tenía que ver con el amor. En todo caso, sería algo mucho más familiar a una cierta complicidad y confianza. Mirarnos las espaldas  fijamente sin saber que están pensado los ojos: Eso, es a lo que me refería cuando comenzamos  a instaurar esta rutina en nuestra habitación. A vencer los simples juicios burocráticos de besarnos y  hacer el amor y transformarnos en otra cosa, tal y como Angélica lo había deseado cuando forró las ventanas con el papel de china, –Un sol camaleónico que nos permita reinventar nuestra día a día.-  De esta manera, algún día terminaríamos haciendo el amor sin tocarnos, sólo mirándonos las espaldas, y besando nuestros espejos, con las caras pintadas de negro, ella con la barba de Él y yo con la cabellera de Ella y así, sucios llenos de plumón, regresaríamos a la cama y nos tomaríamos nuestra taza de té, envueltos entre las sábanas (¿roncando?) yo reptaría y me deslizaría hasta la parte baja de su ombligo, de su oído y como la serpientes de  la vara de Esculapio, envenenados curaríamos (quizá) nuestros cuerpos con una dosis de lo mismo y entenderíamos que la felicidad total  nunca es completa sin un toque de hipocresía y que la diferencia entre las flores y las estrellas reside en la posición de sus triángulos y que en todo caso, nuestras cabezas al final de día dormirían de la misma forma en la que nosotros lo hacíamos, aislados,  en cada polo de la habitación,  dibujando en nuestros espejos las letras karaoke de la melodía que nos hace falta.

Siempre persiguiendo nuestro vacío

 

(y luego la camilla y la aurora de enfermeros con tapabocas azules y la sala de espera y una vez más, anestesiados, el quirófano preparado para una operación a corazón abierto.)

 

 

Partículas (a)significantes.

Partículas (a)significantes.

Escrito & rayado por: Rasé

Si hay un lugar para todos ¿Cuál sería el nuestro?
-¿Sin ustedes? El vacío.
-Bow wow wow.
Rafa Saavedra.

medusas

Sentado en el fondo de la regadera, con las manos en la cabeza, se quemaron todos mis poemas en 1 hoguera de palabras:
Soñé, con 1 perro decapitado (1 perro cojo, antes),
“Perro cojo y decapitado, ¡sí!”-recordé mientras postraba mi perna tabla sobre el acelerador & navegaba cual lumbre por la carretera tibia & opaca, con el parabrisas hecho 1 tapiz de mosquitos & con los párpados pesados (como juicios- dijeron) & con las llantas oscilando entre el deseo- cariño, realidad-ficción,

2+2=5

y luego miré

AVISO: Vuelta a la izquierda en 50 metros, (giro)

Parado en la punta de 1 alfiler suspiré, como si la noche palpitara,
como si esa cóncava cueva, fuera 1 francotirador dispuesto a todo / -“Sí, Aceleré”- dije.
Ahí, donde los conquistadores metieron a los indígenas en hornos de microondas gigantes. (Holocausto, significa completamente quemado.) Plástico quemado. Fuego en la cocina. ¿Dónde esta la cabeza del perro?– pregunté intrigado a mi madre. (Silencio) Siento arder la cicatriz del cigarro en mi brazo (mi cara tremenda frente al espejo), mis tímpanos sin transmisión como 1 automóvil descendiendo 1 túnel, hasta llegar ahí, al Purgatorio de Zurita, donde también esta la afasia de mi abuela, detrás de 1 vitrina & sus besos & sus manos papel mache & 1 carta escrita en letra cursiva como olas de mar y todas las cosas que parecen de lejos 1 electrocardiograma que a sus vez parece poesía concreta (lo imposible no es la vecindad de las cosas, sino el sitio donde podrían ser vecinas– dijeron.) & yo acelero más & más, como si el motor de este tren fuese 1 maldito grito que nació de la pura intuición; ¡Sí! / Me digo, / ¡Chinga TÚ madre!, / Me digo frente al espejo, / TÚ puta madre & comienzo a reptar hasta la cocina: le tengo miedo a las operaciones en especial a la abducción alienígena de mi apéndice (a eso y) a nombrar cosas anónimas, a cubrir la sala de la casa con fantasmas, como si la histeria fuese 1 flor que se riega cada que llueve o como si la comida sólo fuera 1 bodegón barroco & yo se que parece mentira todo esto, pero cuando tú me dices que no es TÁN fácil seguir caminando por la espalda enlodada del mundo, así sin más, sin direccionales, ni intermitentes, con el pubis hinchado, con la garganta seca. YO, por el contrario hago angelitos en la nieve & acelero (todavía más), quemo llanta (¡chinga!) intentando rayar en nuestros cuadernos medusas (inmortales) con tentáculos (sin tinta) con impresoras-rifles (sin cartucho), con el semáforo verde, estáticos, mientras imagino que acurrucados escuchamos el coro de cláxons en nuestra espalada, donde a veces las pesadillas serpientes dibujan sombras de látigos ( a veces, nada más) y tú dibujas paraísos perdidos en tazas de café y la gente (a su vez) pregunta –¿Donde te agarro el temblor?– & que importa dónde si los escenarios son simulacros del eterno retorno, 1 sueño en el que todo nos es familiar & extraño a la vez, 1 habitación cómplice de nuestra rosada infancia “dónde” todo se ha quedado en su lugar , aunque muy dentro de nosotros mismo sepamos que ALGO nos falta.

Túnel próximo ¡Encienda sus luces!

(Supongamos que todo estuvo ahí- dijeron. Supongamos que todo tuvo sentido, que todo ocurrió.) Supongamos que NUNCA nos sentamos al filo del abismo, en la regadera de nuestros padres a llorar como si las cosas no tuvieran nombre ni apellido, como si por 1 momento estuviéramos seguros que la poesía no va a trascender y que no somos ni la ¼ parte de 1994, ni de nuestro signo zodiacal, ni de humanos como lo habíamos pensado cuando nos escupieron a este manantial: Dulce Hiroshima, el ruido es la venganza más dulce. Posdata, seguimos jodidos. Que importa si Jesucristo sigue vivo no (ayer despareció otro grupo de estudiantes)

¿Qué es 1 cromosoma?
¿Qué es genotipo?
¿Qué es fenotipo?
¿Qué es raza pura?
¿Qué vamos hacer cuando la producción de papel se extinga?
¿Limpiarnos el culo? O
¿Escribir poesía?

Va de de nuez / te lo explico con peras y manzanas.

Aquí seguimos, sobando el cemento, acercando el oído (la mejilla quiero decir) a las mini faldas de la niñas santurronas, para ver si se activan sus ríos & nos regalan aunque sea 1 incompetente respuesta a los cisnes que les dejamos tatuados en las piernas con poemas nicaragüenses. Si eso tendremos que ser ¡eso seremos! las pulseras jipis y la playeras oaxaqueñas y las canciones de Sosa & Jara; Si eso es lo que nos espera, si la vida es eso, 1 alarma de asaltos, 1 celular en modo avión, 1 deja vú continuo ¡QUE ASÍ SEA! Siempre fuimos & seremos eso, 1 sinfonía resonante de cascos creada por 1 ejercito de nobles corceles apunto de chocar en batalla, 2 amantes haciéndose triángulos con la nariz en la mejilla sentados en la banca de 1 parque a las orillas de la Vía Láctea, seremos esos 3 segundos antes de la muerte de cualquier individuo inconfeso y su miedo, y sus manos sudadas, seremos la enumeración de estas tres cosas dando por resultado numero 6 a la cuarta potencia, como cuando nos estallábamos fuegos artificiales en la punta de la lengua o armábamos barquitos de papel para nuestras ideas y nos colgábamos con un signo de interrogación de cabeza al mundo y deseábamos hirvientemente madurar antes que todo; Seremos esa película checoslovaca sin subtítulos con la que llorarás inevitablemente al salir del cine & los cassettes que me vas a grabar (y los que no también) & nuestros recuerdos que no podrán ser solamente 1 larga hilera de hashtags & la biblia anacrónica que seguirá indecorosamente vigente marcando las pautas de nuestra moral & el psicoanálisis también & Todo lo que fuimos y dejamos de ser & lo que somos y ya no seremos, & ese sueño del perro cojo, que también será decapitado (en cualquier momento), seguramente porque vomitaba conejos, o porque simplemente nadie lo quería cuidar o porque simplemente se sentía con 1 soledad de micrófono que graba el silencio inicial o final (que en todo caso es lo mismo) de todas las cosas, antes de que el deseo- tiempo surgiera como primo fonema desde la agonía afónica.

Pa

Pa

Pa

3 sílabas ¿Huérfanas? se van como balas creando onomatopeyas,

(quizá imágenes.)

¿& si finjo con mi dedo disparar al cielo
y reviento una nube (sin querer)?

Me fui/ SE fue.- balbuceó.

Cuento. Afonía

Afonía

 

Con cariño para Sofía Cala

Escrito por  Rasé.

Fotografía: Alex Prager.

no, no se movía la estatua

eramos nosotros los que

nos movíamos

Juan Alcántara

 Alex-Prager-photography7

I

 

Notas para hallar las palabras de la casa:

 

Palabras amarradas del verso A354:

 

1) D—E-S-P-E-G-A-R: (en la silla de la sala.)

 

2) E-N: (en el florero de la mesa del comedor)

 

Palabras que faltan de amarrar:

 

3) ¿C-A-Í-D-A?

 

4) ————

 

 

II

 

 

Sofía sube al sillón para amarrar en la lámpara del comedor las últimas palabras que tenía tejidas en la lengua. Todo el departamento es una telaraña de versos. Sofía brinca las primeras tres estrofas que están enfrente de la mesa. Casi se cae de frente, pero poco después se logra equilibrar. Forja un nudo marinero con las puntas de la palabra. Las bombillas de la lámpara hacen corto circuito, los cables sufren de los movimientos toscos que hace Sofía al amarrar la palabra. La letra C y la letra A quedan volando.- Esta bien amarrada.- afirma con seguridad.  La luz de la bombilla hace un efecto de sombra producto del nudo y esta misma sombra cae sobre la nariz de ella. Desde donde estoy sentado, Sofía parece traer puesta la mascara del fantasma de la Opera. Ella no lo nota, no lo sabe. Yo logro percibirlo desde aquí, la habitación me lo permite.  Sofía comienza a reír. C-A-Í-D-A –deletrea en tono burlón. Se baja del sillón y se dirige a la mesa a tomar un trago de su cerveza.- Te toca.- me conmina. Reiniciamos la tregua del entendimiento mudo. Nos miramos, en silencio. La penúltima opción  había sido una oración larga: “Los niños también se preocupan.”. –Supongo que podría funcionar la palabra “R-U-P-T-U-R-A”.- Sugiero con modestia. Ella apunta en la pared con el crayón: R-U-P-T-U-R-A. Luego toma otro trago de su cerveza y mira fijamente la palabra. Se toma la barbilla, la repite en voz baja para ella misma. Ahora hace la revisión en su lengua. –R-U-P-T-U-R-A creo que no la tengo tejida.- Me indica. Con la lengua de fuera, me lo demuestra. Mis ojos recorren los caminos de sus papilas gustativas, observo. –Quizá en la zona de los sabores amargos.- Pienso, pero prefiero quedarme callado. Habrá que tejerla y destejerla.- señalo. Ella asiente con la cabeza. Tomo la aguja y el diccionario. Ella abre la boca, saca la lengua y yo  comienzo a tejer. Me intriga, debo de confesar, el orden en el que ésta mujer ha colocado la mayoría de palabras en su lengua. Es decir ¿Por qué la palabra I-M-P-O-S-I-B-L-E estaría en la zona dulce junto con palabras como C-H-O-C-O-L-A-T-E o en todo caso M-E-L-O-D-Í-A? Sofía suelta un pequeño quejido. – ¿Te duele?- le pregunto. Ella me guiña el ojo- Sigue.- me ordena. He decidido colocar R-U-P-T-U-R-A en la zona amarga de la lengua, aunque sé que a ella le molestará. Tomo un trago de mi cerveza. El hilo y la aguja me ponen nervioso, debo de admitirlo. Las manos me sudan en cada letra. Lo único que me tranquiliza es  la música que se quedó sonando desde hace tiempo en la cocina del departamento. Es un piano suave, espaciado, silencioso. Las canciones abren pista al imaginario. La bola disco se postra en nuestras cabezas y sus espejos y sus líneas de luz alumbran la danza de las palabras que se escurren en las papilas gustativas de Sofía. –Ese era el punto.- Digo en voz alta. – Amarrar las oraciones por todo el departamento, para así poder amoldar el mobiliario a nuestras propias necesidades. ¿No es cierto?-. ¿Por qué otra razón estaríamos haciendo este maldito collage por toda la habitación? – ¡Ouch! ¡Cuidado!.-Sofía vuelve a hacer un pequeño quejido. -¿Estas bien?- le pregunto. Pero ¿Porque debería estar bien, si las palabras duelen inevitablemente al coserlas? –Los niños también se preocupan.- le susurro tejiendo la última letra. Ella, una vez más, se ríe. -Es increíble, como toda mancha se puede transformar en un lunar desde la distancia ¿No es cierto?- Sofía no me contesta. Sofía no sabe a lo que me refiero. Entiende todo lo que digo, analiza todo lo que digo, incluso, recuerda todo lo que digo, pero no sabe a lo que me refiero. Nuestra comunicación siempre ha sido como aquel video de la canción No Kind words o algo muy parecido a un Pac-man que todo el tiempo esta escapando de ser devorado. Pensándolo bien, nuestro tiempo siempre ha sido así, un círculo amarillo que abre y cierra la boca, un círculo amarillo persiguiéndonos en los laberintos de las palabras que tejemos o colgamos en la habitación. Es difícil de explicar. Un día ella me pregunto.

 

– ¿No te gustaría que nos pudiéramos leer sin tener que significarnos?

 

 

III

 

Notas para hallar las palabras de la casa:

 

Palabras amarradas del verso A354:

 

1) D—E-S-P-E-G-A-R: (en la silla de la sala.)

 

2) E-N: (en el florero de la mesa del comedor)

 

3) C-A-Í-D-A. (Amarrada en la lámpara del comedor.)

 

Palabras que faltan de amarrar:

 

4) ¿L-I-B-R-E? (Esta palabra esta aprueba todavía.)

 

 

 

IV

 

-¿Que te parece?- me pregunta.

-No tiene sentido caer hacia arriba.- le respondo.- Es lo mismo que comenzar a volar y aterrorizado, pensar que en realidad vas a estrellarte contra la tierra.

-¿No te das cuenta?

-No.

-Los dos necesitamos esta última palabra para terminar el poema.- insiste.

-No te entiendo.

-No, yo sé que no entiendes lo que estoy diciendo- me canta dando vueltas sobre su propio eje- pero sabes a lo que me refiero.

 

 

V

 

 

Yo estaba sobre el tiempo, yo ladrón de instantes me había postrado encima de los minutos y había decidido guardar (solo por un momento) silencio para que las sombras que se proyectaban alrededor mío, envejecieran sin molestar. ¡Pa-Pa-Pa-Pa-Pa.! Ahí había unas sílabas perdidas creando onomatopeyas, quizá imágenes. Recuerdo los vasos rojos, la mesa de madera al fondo, las ventanas viejas y desgastadas que abarcaban toda la pared, el color amarillo y negro  que desplegaban las luces y las sombras de la gente, las fotografías,  todos alrededor bailando, las cabezas agitadas, la gente hablando, hablando sobre como la música iba a subir, una playera de galaxias (literalemete), la gente hablando, ¿Qué más? la música I wasn’t really looking for some more than, Some company on the dance floor, Does he know what I do? You pass this on, won’t you ¿Estabas ahí? Recuerdo una laptop enchufada a la bocinas, recuerdo que, definitivamente no había Dj. Éramos títeres de una playlist eterno. ¿Estabas hablando? Recuerdo el rostro de Sofía, su cuerpo, sus risas,  bailando con una playera con estampado galáctico (literalmente), dando giros, levitando, volando quizá, con los ojos escurriéndosele hasta los tenis, festejando, levantando los brazos -¡Somos libres!- gritando. ¡Somos libres!  Y toda la gente hablando, sin darse cuenta que las palabras que debían elegir estaban colgadas por todas partes de la habitación y la gente ignorando los versos que habíamos amarrado desde la cocina hasta el comedor. Pero Sofía, parecía intacta, era el comienzo, el principio de su historia. ¿Libres? Había  decidido por fin tejer su lengua con el poema de la habitación y así formar un telar que la hiciera indivisible a su obra. Estaba segura de lo que hacía, lo había dicho semanas antes, estaba harta de hablar con extraños, harta de explicar sus metáforas, harta de elegir palabras para…, harta de limpiarse la manos al llegar de la calle (decía que era una falta de respeto para la misma calle), estaba harta de hablar, hablar, hablar, hablar, de usar  las palabras sólo como puentes, como medios; Sofía estaba convencida esta vez de lo que quería hacer y yo sabía que no había nada que la detuviera porque su obstinación era una locomotora kamikaze. Sí, sí, sí, sí. Recuerdo todo. Sofía sube al sillón para amarrar en la lámpara del comedor las últimas palabras que tenía tejidas en la lengua. Todo el departamento es una telaraña de versos. Sofía brinca las primeras tres estrofas que están enfrente de la mesa. Casi se cae de frente, pero poco después se logra equilibrar. Forja un nudo marinero con las puntas de la palabra. Las bombillas de la lámpara hacen corto circuito, los cables sufren de los movimientos toscos que hace Sofía al amarrar la palabra. Sofía acerca sus manos y estas mismas se comienzan a deshilar. Ella misma las esta deshilando. Miro sus manos (este recuerdo me recuerda a otro) sus manos son transparentes como las bombillas eléctricas. Ella se desvanece entre sílabas, palabras y versos. Ella es la lámpara o la lámpara es ella, no lo sé. Una voz desde la luz interroga ¿Ves los filamentos de donde corre la sangre de mi luz intacta?  Ahora puedo leerla en toda la habitación, en la pared, en las bocinas, en la música, ella es sus palabras, ella sus mismos telares. Me detengo, recuerdo muy bien, en el centro de la habitación, y ella ya no está, ella ya no baila, ella es un verso, una lengua, ella ya no va, ella es su maldita Ítaca y yo la estoy leyendo, mientras recojo el alfiler que dejó tirado en la mesa y me intento deshilar cantando:

 

Despegar

En

Caída

                                             ¿Libre?

Necesidades especiales.

Necesidades especiales.

(Canción de playa.)

A la tribu integrada por:

J. Walliser, Daniela de la Peza,  Juan Pablo Casas, Sofía de Palacio & Diego Pérez Rosas.

«Hice un gran ruido & este formó el océano & las olas del océano

Este ruido irá siempre pegado a las olas del mar & las olas del mar irán siempre pegadas a él, como los sellos en las tarjetas postales.»

Vicente Huidobro.

Escrito & dibujado por: Rasé.

pasa el tiempo

 

Así te imagino siempre,

Pálida e inmóvil

Silueta

Detrás de la vitrina de mi vida.

 

(Ahora imagina

1 película  desde la melancolica atmosfera

de 1 pintura de Egon Schiele.)

 

Comenzamos.

 

Miras / con tus bolas de billar aladas

cabeza arriba

& encuentras: Nubes.

Miras / con tus flotadores amarrados

cabeza abajo

& encuentras: Ballenas.

Cierras la distancia / párpados

& asocias: Todo.

 

Dentro del

Silencio,

se traza

1 líneazul

1 Espejo / simetría

Mar / Cielo

: Espejosimietría. :

O

Infinito. (¿Quizá?)

(¡Oh! infinito) En definitiva.

 

Habías estado buscando –Comodecir.-

todo este tiempo,

reinventar cisnes

??????????????????-

para

construir 1 diálogo.

 

Así,

Ríes en el comedor del amanecer.

Interrogas.

Entiendes.

Ríes /  Duermevuelas

Velando, por las palabras.

Soñando X  las palabras.

Sumando +

Restando  –

De pronto, levitas

& crees que la vida es un viaje en paracaídas, Vicente.

Crees que vamos cayendo, Vicente.

Pero

Flotas,          en realidad

Los minutos son

Notas (Musicales, sí.)

El canto bossanova de 1 elevador que sube

Como 1 maldito cohete en potencia

Con la cola naranja / ahumada &

TÚ, Vicente

Te resignas a bajar en el piso siguiente,

Dices: ¡NO! / No me voy / Yomequedo.

Vives soñando con  1 elevador gigante

Rumbo a 1 piso desconocido: con las mochilas llenas de OJALÁS.

 

No entiendes que

Las luces & contraluces salen del alma & no de las sombras verdaderas de la naturaleza.

No entiendes que,

No son gorriones sino

1 tribu de osos polares los que bailan  en el norte de nuestras cabezas

& enfrían la furia de nuestros viejos fantasmas,

Que cargamos como:

Capasuperman

Como

Sombrasparanoia.

 

  1. Epílogo.

 

Las calles de noche se tornan en nubes miradas desde la ventana de 1 avión

& sus historias se condensan

Llueven en las despedidas

Se besan 3 veces en la mejilla: Igualdad, libertad, fraternidad.

 

Besos que,

Pregonan,

Ondean,

Amistad es familia.

Lealtad es lodo.

Flor es soledad.

Silencio son tus ojos que amueblan el mundo (Sí, carajo)

 

Para eso tenemos los brazos largos, para los adioses.- Dijeron

 

En conclusión:

 

 

El mar tiene nubes.

El cielo ballenas

& viceversa.

 

Ayer me engrapé mis últimos versos en la lengua.

Ayer me engrapé mis últimos versos en la lengua

(no vaya a ser que la poesía por fin desaparezca este siglo.)

 

 Ay, qué mal, tu tendrás que dormir cuando el día acaba de empezar

No hay nada, peor que ver la mañana obligando a la luna escapar

Qué mal, que tengas que dormir cuando el día acaba de empezar

No hay nada, peor que ver tu mirada & no poder hablar

Little Jesus.

 

 

Escrito & dibujado por: Rasé.

 manzana

 

1

 

 Todas mis brújulas apuntan al

                                                                Norte.

 

Tierra imán del deseo

                                             postrado  en su silla de ruedas.

 

2

 

Dentro de mí hay:

Nubes & estalactitas.

-Células,  Dinosaurios, Neandertales-

DAR                                WIN

RECIBIR                        Consolation prizes.

Evolución es

Ser

El tecladista de mi propio baile.

El DJ incansable en la noche tachosa.

Disolución es

Algo:               VIRGEN

BLANCO.

                                                           SIN:

 Rostros. Imágenes. Sombras. Siluetas. Colores.

Comprensión es

Abrir,

La boca &

Transmitir

Conocimientos sin:

MORALEJAS.

RESONANCIAS.

RESPUESTAS.

 

Ahora sí.

 

3

Test:

 

¿Cómo denunciar la realidad desde la columna apropiada?

¿Cómo describir este paisaje desde su majestuoso silencio?

¿Qué onomatopeyas podrás imaginar cuando las bombas ensordezcan tus oídos?

 

Respuestas

A)

B)

C)

 

 

4

 

TÚ, me has libado el alma con tan sólo 1 guiño

(Click derecho- fuente- tachado.)

& aún así zombi  YO

Me hallo pletórico de eternidad.

 

 

5

 

Fotografía de 1 poema.

1 faro en la noche,

rastreando las sombras mudas e invisibles del alba próxima.

 

6

 

Vampira:

Dejamos de ser vigentes.

Ahora, cada 5 minutos,

Los mosquitos soban sus patitas,

Saboreando la sangre que se van a tragar.

 

7

 

No,  los campos del mundo no se pueden dividir como simples rebanadas de pizza.

 

 

8

 

Dios quiera

& en la vida que viene,

Tú & yo

Reencarnaremos en duraznos.

 

 

9

 

Coloqué el revolver con el que seré ejecutado en la mesa del comedor,

 

sí quieren algo más, voy a estar en la cocina.

 

 

10

 

Elige 1 Fruta.

 

(Todavía no la muerdas)

No, Manzana,

no me exilies.

 

 

Cómo que mal: Me siento perfectamente.

Cómo que mal: me siento perfectamente.

 

Escrito & dibujado por:  Rasé.
Botella verde rase

X + que engañes a los golpes,
los moretones descifrarán
los acertijos de tu dolor.
Johan Sebastian Mastropiero.

Sólo las botellas verdes llevan mensajes secretos. Dijo
& luego se quedó callada / gritando:
¡Hoy no vas a dormir!

Cuesta trabajo creerlo.
pero
escuché,
(Muy cerca del muelle)
A las veletas derruir su figura en el tiempo
Como si su aleteo, fuese motivo autorizado
de mis taquicardias externas,
que no son lo mismo
que

Mi cabeza /
catarata dopamina.
Mis manos /
sillas, sillones, salas de espera.
o
El YO paralítico
apuntado por ojo del huracán: tiempo.

No sabemos nunca. Es 1 hecho.
Pero siempre sentimos la necesidad  ESA:

Obligada obstinación de escribir manifiestos & cartas amor.
Aunque al final,
Solo se trate de 1 dolor de cabeza & 1 aspirina
Aunque quizá, al final
Solo se trate de la hormiga que se vistió de lagaña
& se arrulló en tu ojo,
(duerme mi niño, duérmete ya)
O de la botella verde moviendo las caderas
entre el oleaje de la pecera del pez beta
(que viene el coco & te comerá)
Mientras tu callada / soñabas gritar:

¡Hoy
                     no
                                                                vas
a
                         dormir!