Coordenada.

coordenada

Audio.

A la Negra,

imán de mis vértigos,

fracción de mis atardeceres,

el baile & el salón..

Rasé.

Desde aquí los barcos se hacen cada vez más chicos. Ya no somos los animalitos que causaban ternura a los paseantes, ahora nos hemos convertido en león timorato, tiburón ballena.  Nos hemos  hecho tronco y luego madera de mesa del, escritorio en el que rayo mis poemas y tus investigaciones de cartógrafos suecos. Hemos crecido duros como las flores de los patios de san ángel, y ahora las abejas se postran en nuestros pechos y sembramos en la tierra los secretos para verlos crecer mañana como bosques impecables. Somos la tabla suculenta devorada por termitas, tiempo,  y promesa dubitativa de enamorados radioactivos, queremos viajar dentro del segundo, a miel por hora, como si cada caricia, cada roce, cada casi,  fuese el mar abierto arrullando a la ballenas roncas. Desde aquí los barcos se hacen cada vez más chicos. Desde este puerto eres la artesanía más preciada de mi vitrina, el canto al cual no le llego a los tonos, el acorde disonante que le da sentido a esta canción de difícil comprensión. Sin ti los molletes me saben desabridos, y las carreteras sólo sirven como vías comunicantes de un estado a otro, no como confesionarios de profunda intimidad. Sin ti, los focos de la casa no son estrellas artificiales, ni decoraciones hilarantes, son puro cableado de una navidad anacrónica que no me tocó festejar contigo corazón, que eres la perla más valiosa en la joyería de mi abuela, la página que le quiero arrancar a mi libro preferido, la primera vez que me metiste la lengua  y sentí algo tuyo cómo mío, sólo cómo mío y es que desde aquí los barcos cada vez se hacen más chicos porque hemos dejado atrás las islas en las que hicimos el amor con la ventana abierta y  guardamos las fotografías en la galería de tu memoria como secuencias cinemáticas de Chris Marker.  Ya pactamos con el pasado, ya nos cocimos las papilas, nos derretimos las pupilas, nos olimos las axilas, no conocimos de a de veras y tatuamos calaveras, ya aprendimos a perdonar a los muertos con toda la rabia y el limón que suponen cicatrizar los errores que nos rascaban las orejas. Ya nos somos lo que fuimos y nunca lo seremos, ya somos un producto enlatado con fecha de caducidad y eso nos aterra, porque nacimos tropicales y ahora nos quieren volver licuado nutritivo, pero nosotros siempre fuimos fármaco, corazón, por ti fui gusano, mariposa y ahora melancolía, por ti he dejado de ser lluvia de estrellas para convertirme en la  belleza cotidiana de una vida común, por ti la normalidad de los mortales ahora me parece un juguete nuevo. Estoy reclinado en la punta esta nave espacial mirando al mundo hacerse un lunar como el que te beso antes de llegar a tu pecho. Corazón por ti la cerveza de este festival no me sabe a meados y el dolor de mi espalda se debe al par de articulaciones aladas que me hacen parecer que soy más ángel, que hombre, más ave que perro.

Eres el absurdo de un día normal, la hora que olvidé y la que recuerdo con más ganas, eres mi par de zapatos favoritos, eres los lentes que no tengo y el piropo que necesito para subir mi autoestima, eres ron con coca cola, cigarrito payaso y el mensaje de whastapp que descarga la misma dopamina que libero cuando somos uno mismo, en la cama corazón. Eres la coherencia de los hechos, eres el enigma infalible de nuestra existencia y la pregunta y la respuesta, el ángulo obtuso de ésta esquina que elegimos para besarnos esta noche. Eres tu scroleo ansioso en instagram y yo la verborrea que tú te atreves a llamar poesía. Eres los ojos arrugados de tu lienzo que llamas rostro, tu boquita de dientes perfectos que opaca mi mordida abierta, eres tu nariz consentida, tú cabello de comercial de shampoo y tu cuerpo que es el templo perfecto que ningún turista chino jamás podrá retratar. Eres el color con que llegamos a entenderlo todo, el día D, el hongo nuclear,  eres el nerviosismo y el vacío en el centro del estómago por pensar a futuro. Eres lo noticia más relevante de mi sueño ésta noche y las que siguen. Ven a contarme otro cuento de cómo nos conocimos ayer y nunca nos volvimos a separar  más que en pesadillas, ven a contarme cuanto me quieres, cuanto me necesitas, cuanto te gusta enseñarme las cosas que yo no logro entender, ven a decirme que soy un imbécil y que no sé nada de la vida otra vez, ven a enseñarme como si tuviera una deficiencia mental,  lo que poco que conozco del amor.

Quiero volverte mi adicción, el miedo que me haga agarrarme del barandal, el sismo que me haga gritar en el último piso de este edificio que construimos con palabras,  quiero dormir cuchareándote todos los días que restan de mi vida y manejar la noche por Viaducto y perderme mil años, quiero escuchar a Beck e importunar a los vecinos y que comas pizzas mientras duermo y que me sueñes como riendo, como si las nubes se estuvieran abriendo y es que  corazón, tu elevas mi futuro con horizontes sin esquinas, suspendes los minutos como esferas navideñas y ahora soy un niño feliz dentro del cuerpo de hombre que has esculpido a la medida de tus besos,  ahora quiero chuparte toda la pulpa pedazo de cielo y hacerte llover, hacerte tronar, hacer té de manzanilla con tu saliva y no más tenerte bailando toda la noche con la epilepsia de los que se aman, con el pulso acelerado, los globos multicolor en la cabeza y con el estómago lleno de azul.

Jemingüey [Conversaciones de café] Parte IV.

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Rasé.

[Para:                                                                                                                              Cc / Cco]

[Asunto: …..                                                                                                                                  ]

Soy de los que repite las canciones hasta el hartazgo. Formo parte de esa generación que no nació para entender la aleatoriedad de las canciones en un programa de radio. No estoy acostumbrado al azar de las ruletas rusas. Perdón, pero no. Soy de la generación de los playlists, los videoclips en youtube y el rewind. De las pausa cómodas y las decisiones totalitarias en la cotidianidad.  Estoy enfermo.  Soy un pinche obsesivo repetitivo. Por eso es que me cuesta tanto trabajo desprenderme de las cosas (aunque no lo creas). Por mi melomanía mal pavimentada. Por mi confianza ciega a un internet que guarda todas mis canciones y mis fotografías y videos favoritos sin exigirme nada. Nada de carpetas. Nada de tiempo. Sólo un click, una nube, un play y ya. Y sí, te digo todo esto porque aunque no lo creas, tiene que ver con nosotros (por si te quedaba alguna duda). ¿Por qué? Pues porque, como muchas veces lo dijimos, el mundo se divide en binomios. El mundo se divide entre la gente que repite sus canciones favoritas una y otra vez; y la gente que las deja pasar y acoge sin problema alguno la melodía que sigue. Yo, como ya lo sabes, formo parte de la primera jodida mitad. La generación del puto rewind y las putas pausas. Deberías haberlo sabido desde siempre. Que gente como yo, estamos amarrados a este mal. Que gente como yo formamos parte de esta enfermedad. Y no, en verdad yo no pedí formar parte de la filas de la maldita generación que puede frenar su video favorito a la mitad, para levantarse del sillón y preparar una sopa Maruchan que lo acompañará lo que resta del clip. Me hubiera gustado no poder conocer esa posibilidad técnica. Tecnológica. Absurda. Como quieras llamarle. Me hubiera gustado tener que chutarme la canción entera ahuevo, todo él video entero ahuevo, y no tener que hacer nada más en ese momento, porque cualquier segundo perdido, cualquier imagen, cualquier guitarrazo, le restaría valor a mi experiencia. Sí, ya sé. Nos jodieron profundamente. Porque es claro que no. Porque tú y yo lo sabemos. Sabemos que la vida no es una puta canción al que le puedes poner pausa o rewind. Sabemos que la vida es esa canción entrecortada y los últimos cuarenta segundos que te tocó escuchar en el radio al azar. Y ya van diez segundos cuando apenas sintonizas bien, y ya van veinte cuando apenas reconoces si es el principio o el final de la canción y ya van treinta cuando quieres subirle el volumen y cuarenta cuando crees que todo es perfecto pero, se acabó. Ahora nos damos cuenta que esos cuarenta segundos los tienes que deleitar como un breve olor que se esfuma. No estarlos manoteando tanto. Debes desear volver a repetirlos algún día. Porque la vida se trata de esas canciones sin nombre que escuchas y que quieres saber su nombre pero que al final, nada puedes hacer para identificarlas. La vida no tiene Shazam o esas aplicaciones que rastrean melodías perdidas. La vida es eso, un desconocido con el cual cruzaste miradas y te gustaría preguntarle cómo va su vida sexual y que si de casualidad  se le ofrece una cogida, pero al final no lo haces, ni te lo coges, ni le preguntas nada, porque antes de que hagas esto, el desconocido se va, porque fuiste demasiado lento, porque no pudiste poner pausa para levantarte y prepárate unas palomitas en el microondas mientras pensabas como formular tu pregunta, porque no hay otro capítulo, ni temporada en esta serie llamada vida donde volverás toparte a semejante sujeto anónimo con el que pudiste haber hecho algo y no, no hay pausa, ni rewind, sólo el segundo macizo aplastándote.

Por eso me arrepiento. Porque debí escuchar bien nuestra canción en lugar de estar pensando en lo chingón que estaban lo acordes del principio.  Porque debí haber disfrutado la melodía y los coros de en medio. Porque debí haber sufrido y debí haberme aferrado porque sabía que nuestra canción se acababa justo después de ese tonito. Debí haber hecho algo en lugar de pensar ligeramente que ésta, ya formaba parte de mi playlist y que la podría repetir cuantas veces se me diera la gana. Y ahora la gente dice que no pasa nada. “Tranquilo, la vida sigue”. No soporto a la gente madura que se empeña en decirme que no pasa nada. Pinche gente sin apegos. Pinche gente ligera. Pinche gente sana que entierra sin luto a sus fantasmas. Me dan asco. Porque no, puta madre, una cosa es que nos hayan criado para pensar que las cosas vienen y van con tremendo levedad y azar; y otra cosa es que nos digan que no importa. Que no nos aferremos, que es mejor dejar ir. Dejar ir. ¿De dónde surgió este escombro de filosofía refrita new age? Pinches hipócritas. Todos dicen que dejes ir, pero terminan respaldando toda su información en nubes web, en hardrives y en galerías de su celular, en lugar de pensar que una foto impresa, física, se puede desgastar al grado de que un día quede irreconocible.

Y sí, ya sé, si se pierde la foto, se pierde se pierde al muerto. Lo sé, pero yo mismo he perdido gente de ésta manera. Gente sin rastro. Ni rostro. Gente que el mundo entero podría pensar que jamás existió, gente que funciona cómo si la hubiese conocido en una noche de fiesta y a la mañana siguiente se hubiese esfumado con todo y la basura de la fiesta y los vasos y los muebles sucios y las colillas de cigarro y las huellas y las marcas de algo sucedido. Abres los ojos un día y ¡plam! la casa limpia y ni una sola foto, ni un solo indicio, como si nada nunca hubiese sucedido.

El olvido también te dobla la espalda, ¿apoco no?

Y no; no la estoy pasando bien.

Llevo casi tres semanas que no salgo de este automóvil. Sólo salgo a comprar lonchibones, cervezas y para sacar más dinero del cajero. Sé que no te quedará más remedio que contarle las mismas historias que me contaste a mí, porque no tienes más vidas que ésta, ni más historias que las que ya has vívido. Porque al fin y al cabo tu color favorito siempre va a ser tu color favorito y no te quedará más que repetírselo a tu pareja actual. Ya sabes, para que te conozca un poco más, para crear un lazo de intimidad. Porque aunque deseemos todo el tiempo ser únicos en la vida del otro, siempre terminaremos siendo patéticos.

Y en verdad tienes razón,

¿Por qué deberíamos enterrar las canciones que nos recuerdan al pasado, si en realidad siempre me gustaron?

[ENVIAR]

El taxista. [CONVERSACIÓNES DE CAFÉ.] Parte III.

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Rasé.

La mujer despierta. Desubicada. No entiende que pasa. Poste, negro, pasto, luces. La mujer no sabe dónde está. Se toma la cabeza. El mareo continúa.  Percibe algo viscoso. Es sangre seca en su frente. Ahora un fluido escurridizo arriba de sus labios. Es sangre fresca en la nariz. El automóvil vibra, zumba, ruge enfermo. Intenta mover su cuerpo. Las articulaciones le duelen. Intenta cerrar su mano en forma de puño pero fracasa. El dolor rebasa el movimiento de sus dedos. Mira a su lado derecho. Nada. Vacío. El piloto no está. La ausencia en el asiento, abre un pozo su estómago. El miedo deviene en confusión. Rastrea el botón para liberarse del cinturón de seguridad. CLACK. Lo logra. Intenta levantarse pero sus pies están atorados por la lámina aplastada del automóvil. Gira su cabeza para buscar ayuda. Un campo obscuro, nada. Acerca su cabeza a la ventana. Busca la palanca para bajarla. La encuentra. La palanca. Pero nota que la ventana está quebrada. Es inútil intentar bajarla. Puja. La mujer puja con dolor. Quiere llorar, pero no puede. Incluso fabricar unas cuantas lágrimas para liberar un poco de angustia le produce malestar. Desde la moreteada profundidad de sus pulmones, logra germinar un grito. La mujer grita el nombre del conductor. Comienza a golpearse contra la puerta. El seguro se bota. La mujer apaga el radio. Todo este tiempo estuvo sonando una canción de reggaetón. Una puta canción de reggaetón ¿lo puedes creer?- dice el Flaco como si esto le sorprendiera.- y es ahí, cuando logra abrir la puerta del vehículo, que lo encuentra.

– Qué encuentra ¿El cuerpo?- pregunta la pelirroja.

-Sí, el cuerpo.- confirma el flaco.

Y que más.

Pues nada, ahí termina la historia del Flaco.  Después de eso, ambos permanecen en silencio. Decido mirarlos por el espejo retrovisor. Aún no logro descifrar si aquella pelirroja es novia del Flaco o no.

-Es muy fuerte.- dice la pelirroja.-Todavía ni siquiera yo lo puedo entender.

¿Que no puede entender?

Pues lo del cuerpo, supongo.

-¿Y la mujer?- interroga la pelirroja.

-La mujer al salir del coche percibe que todo el campo esta mojado y lo encuentra ahí, tirado, todavía convulsionándose un poco. El piloto sólo quería abrir la puerta del copiloto, para saber si algo le había sucedido a la mujer con el choque. Pero al rodear el coche, el tipo pisó uno de los charcos que estaban haciendo corto circuito con  los cables caídos y ¡BAM!, simplemente sucedió.

Que duro.

Sí, lo sé. Terrible suerte la del muchacho. Pero lo que me impactó más aún era la frialdad con la que el Flaco contaba la historia a la Pelirroja. No existía rastro de una mínima calidez en sus palabras. El flaco, parecía que gustaba repetir la palabra electrocución. Es más, podría casi dar por hecho que el Flaco quería hacer llorar a la Pelirroja a como diera lugar.

¿Y la pelirroja?

La pelirroja no parecía saber nada sobre la historia del Flaco.

-¿Era muy cercano a ti?- le pregunta la Pelirroja al Flaco.

– Era, casi como un hermano.- responde.

La Pelirroja se acerca le da un beso de consolación.

Hijo de puta.

Hijo de puta, concuerdo. El esperpento sólo estaba utilizando una historia trágica para acostarse con la Pelirroja. No podría estar más seguro de eso.

Increíble.

¿Y estás seguro?

¿De qué?

Pues del Flaco.

¿Estás seguro de que es él?

¿Él?

No Él.

Sino Él, ese que está en la mesa de lado

de la pareja que está discutiendo.

Sí, ese mismo. No podría estar más seguro.

Incluso podría decir que utiliza la misma mirada

con la que le narraba la historia del tipo electrocutado

a la Pelirroja. ¡Mira nada más la forma en la que la observa!

Estas loco.

 El tipo ni siquiera está hablando.

Míralo, esta callado ahí, jorobado y tímido.

No lo entiendes. No es Él en sí. Es lo que piensa. Lo que dice.

Voy a pedir otro café, ¿gustas?

Sí.

Por cierto,

¿Sabes si el Flaco logró concretar con la pelirroja?

Wierd fishes arpeggi / freestyle.

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I’m drifting in a place, I’m losing my grip on you

Not reality, but you’re part of reality, and I’m part of reality

And we’re created by eternity

Willow Smith

Rasé.

PLAY: https://www.youtube.com/watch?v=hPUb0Mwqmw8

Estilo libre,  desarticula [los] miedos de armar las paredes [de] nuestra casa [con] palabras puras deshilachadas [de] hacer el amor en la sala con calcetines sin chanclas [de] ver doble en la noche [con] exceso de velocidad en el coche  [&] Es cierto que [TÚ] caminas con las agujetas desamarradas [pero] no somos tampoco trapecistas balanceados con elefantes en las palmas de las manos, [ni] estamos esperando en la meta para aplaudirle a otro maratonista keniano[&] Es cierto que, [Estilo libre] es un llano abierto con porterías imaginarias [y] que estas horas son angustia sudando en la mesa de tus suegros [por] no poder expresarte a lengua suelta [y] sin falda larga [pero] tú jamás fuiste de las que no entendía que la cafeína me hace daño [y] que los recuerdos no son fotografías [sino] barras a color en la televisión acción-reacción mi corazón rebota como los átomos en el colisionador de hadrón[Es] que tú nunca entendiste que a mí no me faltan alas para volar [ni] que tampoco me apodan Ícaro [porque] ya no me incendio como los soles que calientan otros sistemas solares [que] ignoramos conocer con ser [Es] que tú nunca fuiste un alien en este planeta que llamamos tierra [ni] sofocaste en llanto cuando te enteraste que la muerte no es un pasaporte a otra vida ni huida, sino camino sin salida de este cuerpo que envejece a trago lento [y] dame otro cigarro [que] ya no me interesa saber cómo acaba esta novela de televisa [ni] estoy dispuesto a pasar una tarde  más en el consultorio de otro psicoanalista. [Es] tilo libre: Ya no quiero ser tu amigo, sólo quiero ser tu amante. [Y] los versos ya no me pertenecen, [los] robo de canciones [que] me serenan en el tráfico de esta ciudad deshabitada querida y odiada para algunos, pero al fin y al cabo [nos hemos convertido en, buques naufragando en el océano de la nada] sino pregúntale a tu vecino más cercano, porque le llamamos lunares a las manchitas negras de las brazos [y] porque cada vez más gente se ahoga los fines de semana en la profundidad de los vasos [y] ya nadie se embriaga de aliteraciones  [y] porque cada vez menos gente se hace este tipo de interrogaciones [PORQUE] que ¡nadie se atreve a llamarle a los lunares constelaciones! / [Es] cierto que nos vamos desintegrando a cronometro latente [y] que Tú y yo estamos enamorados [aunque] con tanto desaparecido esto parezca una idea absurda, demente [pero] [TÚ], jamás fuiste de las que no entendía que la cafeína me hace daño [porque] en forma de estilo libre te digo [que] venimos arrastrándonos desde las costas de la eternidad [y] que esas partículas que nos constituyen vienen atrayéndose desde siempre, desde el silencio cósmico sideral [&] a veces las uñas de una secretaria impacientes son una balacera de granizo [y] el frío desnudo a veces [es] un aire acondicionado [&] la sed en estos desiertos es de caguama [&] el sudor se debe a estar sentado todo el día sin hacer nada y de pasar horas deprimido en una sebosa cama.

[Es-tilo libre]

Esto no es una cumbia, ni una rumba, ni un tango, ni una balada de amor.Esto es la telepatía de unos peces drogados invirtiendo sus caricias por coreografías destinadas a su mutua adicción.

*

[1]

¡No soy una fotografía!

soy de carne & hueso

como y cago

sudo y corro

apesto y engordo

y tengo calor.

[2]

Y todos sabemos que nos va a cargar la chispa adecuada,

que tarde o temprano nos va llevar la verborrea desarmada

de nuestra limitada comunicación.

[3]

& hablan las canciones de nosotros.

& aumenta la temperatura de los antros.

& surge la envidia de los otros.

& elevamos el brillo de los astros.

& sube

& baja.

& surge agua de las coladeras

Y aquí seguimos, pisando charcos en la noche.

Por mero gusto.

Para dejarnos sentir algo.

Para revolcarnos con verdaderos latidos en la cama.

& sembrar ecos en los túneles del amor.

*

[Es-tilo libre]

Esto no es una cumbia, ni una rumba, ni un tango, ni una balada de amor.Esto es la telepatía de unos peces drogados invirtiendo sus caricias por coreografías destinadas a su mutua adicción.

Bjork [Conversaciones de café] Parte. II

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Rasé.

Ella es…- pienso- bonita.- mientras sorbo un trago de mi taza de café. Mujeres como ella no deberían trabajar en un lugar así. Mujeres de ese estilo no deberían de trabajar en absoluto. Mujeres como ella, sólo ríen con inocencia, acarician por iniciativa propia y consiguen un buen hombre que las mantenga. ¡Dios! Me gustaría ser mujer solamente por esa razón. Para coger cuando se me da la gana y negarme cuando se me da la gana también. Acercarlos a mi vientre, bajarles la cabeza hasta mi entre pierna y a hacerlos oler la comida que no podran devorar. Sólo por eso me gustaría ser una mujer tetona, poco inteligente y que sepa reír bien, pero, para eso, primero debería arreglarme la dentadura y bajar de peso. -Seguro que debe necesitar el dinero.- pienso. Ella se recarga en la barra y desliza su comanda con uno de los meseros. Luego se voltea y deja ver un poco el sostén que se le escapa del escote. Empieza a reír. Creo que coquetea con uno de los clientes, pero igual podría ser pura amabilidad fingida. Me doy tiempo para mirarle la piernas y ahora un poco de nalgas, por cierto, nulas. –Ella sólo es…- pienso -…bonita…y ya-. Tomo un sorbo de café, releo la frase escrita en mi servilleta y miro el reloj de pared que se encuentra una hora atrasado. La semana pasada había soñado con ella. En mi sueño, la cafetería se había convertido en una iglesia y ella, había dejado de servir cafés y molletes para convertirse en un virgen policrómatica que completaba el centro de un retablo plenamente ornamentado y bañado en oro. Al verla, me echaba a llorar. No porque me encontrara desnudo en el sueño, ni por algún arrebato de vergüenza sino porque me recordaba a mi hermana. Ya sé, ya sé pinche mundo lleno de gente enferma. El punto es que, la virgen se mantenía inmutable mientras yo berreaba. No se reía, ni me acariciaba por iniciativa propia, sus ojos apuntaban hacia arriba, quizá al cielo. No estoy seguro, igual sólo se trataba de otra forma más para ignorarme. Lo importante del sueño vino después, cuando inició el sermón profético. De la hondo de las maderas húmedas de la iglesia salió la voz de Bjork, aunque en ese momento específico se presentó más bien como Dios. Yo seguía llorando mientras la voz inició un canto de palabras en islandés que no pude captar bien a bien y después de entre todo ese sermón, dejó caer una frase hacía mí:

“El deseo es una pregunta cuya respuesta no existe.”

Y luego se calló.

Al despertar, la claridad de mi sueño se mantuvo intangible. Apunté las palabras de la deidad con voz de Bjork en una servilleta y las repetí a lo largo del día como una especie de letanía. Pensé en mi hermana. En sus hermoso culo firme. Pensé en las tetas de la mesera y en su rostro y en cómo una mujer así no debería estar sirviendo molletes y malteadas a un montón de ancianos decrépitos en un lunes por la noche. Una vez más el mundo me volvió a causar repulsión. Las mujeres así deberían ser un motivo para los coleccionistas de aparador. Perras afortunadas que el mundo gusta de mirar. Más tarde, después de pensar en la mesera en forma de virgen policromada, decidí entregarle la frase de mi sueño, la que habla del deseo y la pregunta cuya respuesta no existe. Así fue como terminé aquí, una vez más, espiandola mientras bebo café. Y sí, en verdad es bonita, aunque le falte el culo perfecto de mi hermana y se tenga en tan poca estima cómo para trabajar en esta cafetería. Sorbo otro poco de mi taza de café, releo la frase y miro el reloj de pared atrasado una hora. Por un momento la idea de entregarle la frase dictada en mis sueños me parece absurda. Es cierto que sería mucho más fácil invitarla a salir, pero ¿qué si esta oración en la servilleta es un codigo mágico para abrir la cueva donde esconde su tesorito? ¿Qué si funciona como una especie de ábrete sesamo vaginal? Prosigo con el plan. Miro la carta. Quiero cenar bien antes de tener sexo conjurado esta noche. Enchiladas o molletes. Malteda o Café. La pareja en la mesa de a lado no para de discutir. El tipo mira a su mujer con indiferencia mientras ella se levanta de la mesa y le pregunta emputada en forma de reto que ¿qué propone hacer?. Les diría que bajaran la voz porque no soporto las discuiones de parejas, ni los lloriqueos de los bebés, pero para antes que haga eso, la mesera se acerca a mi mesa.

-Buenas noches ¿todo bien? ¿deseas ordenar algo de comer?

Me habla de tú. Tiene confianza. Eso debe ser una señal, pienso pero no respondo.

-¿Más café?

-Sí.- le contesto y arrugo la servilleta en mi puño. No veo el momento para exorcisar el conjuro abre papayas.

Hay algo que algunas personas llaman objeto de deseo, lo leí en una revista de playboy, tras el parto y durante los primeros meses de vida, cada ser humano forma una especie de unidad con la madre. Se dice entonces que cuando uno se encuentra en el vientre se está adherido al deseo de la madre, el feto, através de lo nurtientes y esímulos que asocia con afecto, encuentra en la leche materna el primer objeto de deseo de los humanos, al ser alejados de este divino lácteo, el especímen quedrá insaciado de por vida y estará buscando saltar de leche en leche o en su defecto de mesera en mesera.

Miro el reloj de pared atrasado una hora. Me pregunto si, su horario de entrada y salida tendrá que ver con este desorden temporal. Me pregunto si, la misma muerte será eso, estar una cafetería atorado entre una hora que ya pasó y una que está ocurriendo. Viligo a la mesera. Pienso en mi hermana. En su culo firme. En el conjuro que Bjork habrá mandado hacer para ella. Quiero tomar un sorbo de café, pero la taza esta vacía. La pareja de a lado ya no discute, pero también me consta que el tipo no le ha propuesto nada a su mujer. Ya viene más café.

-Aquí está tú café…y pues ¿vas a querer algo de cenar?

Pienso en decir molletes, pero respondo:

“El deseo es una pregunta cuya respuesta no existe.”

La mesera se ríe. Yo le miro el escote.

-¿Qué?

-Dije que… “El deseo es una pregunta cuya respuesta no existe.”

Me mira si saber que decir. Está incómoda, se puede notar por la forma en la que busca alrededor alguien que le pueda explicar lo que le estoy diciendo. Pero no hay nadie reina, estamos tú y yo solos en esto.

-Bonita frase.- me responde.

Parece estar más acostumbrada a responder piropos que conjuros sexuales

-¿Vas a querer algo más de cenar? Estoy a punto de cerrar turno.

Desarrugo la servilleta y se la muestro un tanto sudada.

-Lee esto.

Ella lo lee. Mientras, empiezo a tararear un canción de Bjork para ver si sucumbe ante las palabras. …Slowly unravel… Ella me mira. Sus ojos son la leche que estaba buscando. Creo que comienza a entenderlo. Los pezones se le marcan. Ella lo sabe. Lo sabe bien. Pienso en mi hermana y en la hora atrasada. Soy un feto y esta vez nadie me aleja del la calefacción del vientre del deseo.

-Vamos a mi casa.- escupo.

Tarda en responder, pero me guiña el ojo.

-Esperame afuera. ¿OK?

Regresa a la cocina. No lo puedo creer.

No sé si dejar el dinero de los dos cafés en la mesa o salir a la puerta de la entrada. Puedo ver como desde la cocina intercambia algunas palabras con sus compañeros. No lo puedo creer. Reinicia la discución de la mesa de a lado. Un bebé comienza a llorar. Una señora se acerca a pedirme la hora. Le respondo que miré el reloj de pared. De verdad no lo puedo creer, así, lo hicieron, así se cogieron a mi hermana los bastardos. Con una pinche frase de Cernuda que difrazaron con la voz de Bjork, con tan sólo eso lograron subirle la falda y lograron liberar ese par de nalgas macizas que tenía mi hermana. Y ahora yo, aquí, con la misma frase hacía lo mismo. Dejo la servilleta, me levanto de la mesa y me dirigo a la puerta de la entrada. El deseo es una pregunta cuya respuesta no existe, repito. Vuelvo a chocar contra la señora que insiste en saber la hora exacta. No sé, vieja no sé. El bebé llora, mi pulso aumenta. Pienso en la iglesia, en el retablo ornamentado bañado en oro. Soy un piche profano y vivo en un pinche mundo enfermo me cae de madres, pinches virgenes policromadas no deberían trabajar hasta estas horas en la madrugada, pinche Bjork promiscua y pinche versos escurridizos que penetran en lo hondo de las bragas.

Decido esperar en la puerta.

Pinches sueños que han transformado la realidad en una pesadilla.

Time will.

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Rasé.

Vendrá un tiempo en que no sabremos dar nombre a lo que nos una.

Vendrán las horas muertas mirando el televisor y los defectos de mi fealdad saldrán a relucir, y nuestra carencia de plática se hará cada vez menos interesante y sólo nos quedará cucharearnos para dormir. / Vendrán los ronquidos y los olores de baño, vendrán lo momentos sin plática y esos secretos del pasado que nos hacen tanto daño; Vendrán los silencios y las dudas de los viejos amores, vendrán los dolores, los celos, y la molestia constante de no limpiar aquella regadera con pelos, vendrá el desentendimiento, vendrá el inevitable aburrimiento de mantenernos aparcados en este humilde sofá. / Vendrá la angustia, vendrá la astucia para salir de los problemas, vendrá la conformidad de querernos a penas, vendrán los compromisos que nos asustan, los anillos, las rejas,  vendrán las quejas, vendrán las ganas de querernos volar los sesos solos con los audífonos puestos y sólo restos quedarán, sólo restos. / Vendrán cada vez menos cosas que nos hagan soñar.

Vendrá un tiempo en que no sabremos dar nombre a lo que nos una.

Vendrán nuestros padres, vendrán nuestros familiares, vendrán los amigos y la apatía invadirá nuestros lugares especiales, Vendrán las fotografías de nosotros resarcidos en un pasado olvidado, vendrá la falta de orgasmos, vendrán las pesadillas y los espasmos, vendrán los hubieras alados que nos vigilan atónitos, mientras nosotros nos retorcemos en un presente infernal que nos parece oxidado. / Vendrán las nubes y las lluvias y las falta de paraguas, vendrá la comezón, la sarna, el sarampión y la falta de uñas, para rascarnos la espalda [o] nuestros corazones. / Vendrán las ganas de querer hacer el amor sin condones, vendrá el momento en que pasemos por alto nuestros hipnóticos dones y el silencio será una obligación. /  Vendrán los resortes de la cama y las recámaras apretadas, vendrán las incomodidades y las decisiones sexuales con gente que no nos importa nada, vendrá tú indiferencia, vendrá la falta de paciencia,  vendrá el espejo de nuestras edades y los momentos en que será mejor tener que ocultarnos algunas verdades./ Vendrá la noche, la noche constante, la pinche locura de querer salir adelante, pero no habrá nada, nada interesante que decirnos y no habrá necesidad de abrirnos más porque  ya nos conocemos enteros, [seremos], un mapa vigente sin nuevas rutas, un table dance sin renovación de putas, un día común, una constante noche, y puro tráfico en el coche. Vendrán los programas de televisión que nos aliviarán la mente con sus risas pregrabadas y vendrán los psicólogos y la relaciones de pareja, vendrá la presión social de seguir viviendo de la mano de la manera más pendeja. / Vendrán los miedos de no querer morirnos solos.

Vendrá un tiempo en que no sabremos dar nombre a lo que nos una.

Vendrán las bodas de nuestros vecinos y las pruebas de embarazo, vendrán las discusiones, las mentadas de madre y todas las veces  que me quitaste el brazo. Vendrá la falta de abrazos, vendrán las culpas, las disculpas, y los chequeos de nuestros movimientos a base de lupa. Vendrá la esquizofrenia, la paranoia, vendrá la imposibilidad de poder dejarnos por estar obsesionados con una rutina  que ya nos sabemos de memoria. Vendrá la nostalgia de los días felices, vendrán las ganas de abandonarlo todo, de subir los cierres, de comenzar a embriagarnos y empezarlo todo de ciernes, de tirar una bomba atómica aquí en la sala, para que suceda algo, de un vez, porque hoy es viernes y no es verano y te quiero, tanto, tanto, tanto que de sólo pensarlo me hace daño.

Vendrá un tiempo en que no sabremos dar nombre a lo que nos una.

Pero no me importa.

Adan & Eva [Conversaciones de café] Parte. I

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Rasé.

(Las conversaciones de Adan & Eva no son textos apócrifos sagrados, sino por el contrario discusiones grabadas de individuos en las cafeterías del pensamiento.)

*

Si me contesta algo, seguro que será una mentira. No puede ser nada más que una mentira. Se levanta de la mesa y dice.- Siempre lo supiste. Está bien. Ahora, ¿Qué propones?-. No pienso proponerle nada. No me interesa. El olvido pronto nos devorará como lo hizo con todos los demás. Seremos un pedazo de obscuridad en la hilera de nuestros recuerdos y luego nada. Ni siquiera un trauma que salga a relucir años después. En verdad lo creo. Seremos nada, una cómoda ausencia encajonada en un buró abandonado y es que siendo francos, el problema no es eso. El problema es que ya no me importa, ya no me interesa intentar memorizar nada de esto.  El olvido me viene aplastando desde el principio de esta conversación, desde que ella pidió de comer. Lo demás, toda esta absurda plática, es un incapacidad mía por querer alargar un poco de ruido a mi vida. Lo siento. Siento cómo me acerco al silencio y se siente bien. Se siente bien no poder recordar una mierda, ser una cinta sin fotogramas. Un negro constante, un ente y ya. ¿Qué fue lo primero que dijo cuándo se sentó a platicar? Lo más seguro es que haya sido una mentira, una mentira que ninguno de los dos cree. Esas mentiras que no irritan a nadie, pero que tampoco fructifican en la temporalidad de las relaciones. Cómo cuando un padre le miente a su hijo sobre la existencia de Santa Claus y llega el inevitable momento en el que ninguno de los dos puede creer en esa mentira, pero a pesar de eso, ambos se empeñan en perpetuar el engaño para poder saciar la felicidad del prójimo. La única diferencia es que en nuestro caso no se trata del gordo navideño. Ni de perpetuar una falsa felicidad. No, nosotros no queremos saciar nada, sino herirnos. Enterrarnos máscaras las hechas de cristal roto en la punta de los dedos, para después no poder tocarnos, para insensibilizar el tacto. Ese es el único fin de todo esto, el dolor. Subsistir de calumnias hasta que llegue el plato fuerte. ¿Qué ordenamos para comer?

*

Sólo un estúpido como él podría intentar amenazarme. Cualquier otro ser con un mínimo de inteligencia me hubiera dejado desde hace tiempo. Bebo un trago más del vaso de agua y me levanto de la mesa. –Siempre lo supiste. Está bien. Ahora, ¿Qué propones?-. Pedazo de mierda, debí haber agregado. Porque yo propongo que te mueras imbécil. Que te pudras en el puto infierno y que no vuelvas a sacar la cara de ahí hasta que se te deforme en el maldito castigo del fuego eterno… propongo que me devuelvas todo mi tiempo y mi dinero y mi virginidad y a toda la hilera de hombres que dejé pasar por un pendejo pocos huevos como tú. Propongo eso. Que dejes de poner tu cara de puta condescendencia y me odies de verdad. Que entiendas que lo hice con mala fe, porque no soportaba tus uñas largas, ni la forma en la que te rasurabas, ni tu camisa de cuadros que siempre usabas los domingos, pinche camisa de cuadros que de sólo pensar en ella me causa diarrea. Debería haberte asfixiado con esa pinche camisa mientras te dormías en lugar de estarte dando explicaciones. Te propongo que entiendas que no te acompañé el día del velorio de tu madre, no por falta de tiempo sino porque simplemente no me interesó. Porque espero de todo corazón que no descanse en paz la pinche vieja entrometida esa, que se retuerza en sus huesos y que sepa bien desde la otra vida que sigues conmigo. Ojalá propongas algo que valga la pena, porque con esta cara espero que entiendas que siempre odié a tu familia entera, porque aborrecía que tus hermanos se me quedaran viendo las nalgas, sobre todo al caliente de Andrés que sufre un retraso mental, por cierto ¿Qué chingados con ese pinche tonto? En lugar de fingir que no pasa nada con él, tus tías gordas deberían de internarlo en centro psiquiátrico en lugar vestirlo cómo…como tú… pero que podíamos esperar de un familia así, si tú eras el consentido, el pinche escuincle mimado con camisa de cuadros que vestían igual que a su hermano deficiente, dos cabrones con retraso que lo único que sabían era ser un melómanos machos de mierda. Por cierto ¿Cómo te explico cuanto me vale verga tu selección de discos de los Stone Roses y el tamaño de tu…? Deja de verme así, carajo di algo puta madre

-No vas a decir nada… ¿en serio?

*

Levanto la voz y finjo interés. Burlándome de sus explicaciones y con tono sarcástico le explico que en realidad no me importa lo que haga o deje de hacer. Que no tiene sentido seguir hablando, que no la quiero recordar así, discutiendo puntos vanos, que no me ha hecho daño, que si quiere mi perdón, lo tiene, pero que ni siquiera sé que es verdad y que no en toda esta historia, así que mis recuerdos podrían ser, sin problema alguno olvidos y viceversa. Le doy a entender que la fe, es lo único que nos hace construir nuestro pasado. Le digo- Si mis recuerdos están construidos a base de mentiras, porque habría obstinarme en mantener una memoria falsa ocupando el espacio de mi cerebro. Prefiero que la ausencia del olvido llene mi CPU mental, en lugar de tener un montón de escenas ficticias-.  Le explico que no se trata de despecho, ni indiferencia, ni mucho menos de un castigo. Le explico que de ahora en adelante, ella no existe para mí, más bien que nunca existió y que si estoy aquí, escuchándola con atención es porque ella pidió hablar conmigo para mentirme, supongo. Y que yo amablemente accedí a estar aquí, escuchándola con esta falsa cordialidad, supongo.

*

Habla imbécil, habla, desahógate con ganas. No me hables de olvidos y de existencias. Miéntame la madre. Dime que no me lo vas a perdonar nunca. Que soy la cicatriz más culera que has tenido. ¿Qué chingados te pasa? Te mentí en  la cara, para lastimarte, para que sientas algo por primera vez en tu preservativa vida. Para que llores, no para que te justifiques en tu mamadera filosófica. Yo te odio, te aborrezco, nunca te voy olvidar por eso. Porque puedo enlistarte la lista de cosas abominables de tu persona, como tu diente chiquito que te sale del paladar o como la forma en la que pronuncias la erre. Puedo generar un mapa mental de las formas en las que te pude haber asesinado o torturado. Cómo cuando te bañabas. Te podría haber empujado para que chocaras con las esquina de la regadera y te desangraras con la  con el agua que caía a chorros. O la clásica mejor, la de la tina y la secadora de pelo. O porque no con el veneno de ratas y tu sándwich matutino que te pude haber preparado para que te retorcieras noches enteras mientras te consentía y te decía que no iba pasar nada, mientras tu estómago se pudría a la par de mi corazón. Pero no, no, no carajo, no, sigues hablando de olvidos y de mierdas y que si no existo o que si tu eres una cinta negra. ¿Qué si las mentiras crean falsos recuerdos? Claro que no pendejo. Para empezar, todos tus recuerdos van a ser una mentira siempre imbécil. ¿o que? ¿en verdad me puedes probar que todo tu pasado esta respaldado en hechos factibles? ¿por fotos? pfff..porfavor, y para terminar con toda esto, te advierto que sí existo cabrón, que  estoy aquí, en frente de ti, odiándote y por más que tu neutralidad no se quiebre, por más que no haya motivo que te rompa el ánimo, yo sí te voy a romper la madre, te voy a deformar, porque te odio, te odio hasta mi última muela, porque nunca te importó nada, porque siempre fuiste un plano sin gráficas sobresalientes y eso si que no, que mi vida la hayas vuelto un cinta llena de recuerdos vacíos, sin chiste, sin chispa, sin nada, eso sí te lo voy hacer pagar hasta el último instante de mi vida.

Mar profundo. (Meditaciones)

Escrito por: Rasé.
Forografía: Cala

Under my love
Wake up to your window
The day calls in billows
It’s echoing moonlight on to the blue nightmare of your heart
In cosy red rainbow
It’s shaking off halos
And the memory of our sacred so and so’s

TV on the Radio.

dsc_0870

*
Convendría separar,
antes que nada
los blancos y los negros de esta fotografía que
me regaló tu madre y
moldear con dientes de tiburón
una cuna para arrullar los besos que
cuelgan de una rama débil que
cruje en el
patio húmedo de
mis pulmones que
aletean presumidos la
desesperación de
1 paracaidista novato
en caída
¿libre?

*

Para decirte Sol,
habría que
llenarte la cabeza de atardeceres &
horas magras sin
permitirte el exilio de
camisas de fuerza que
hicieran de tus
células 1 reacción química venenosa.

*

También convendría mejor,
no salir de casa
porque el mundo está vivo
porque la selva respira
porque tus manos ahora son
la hora inmediata
de la ceguera del sentido
& allá fuera
los buitres no perdonan
ni a la sombras escondidas
a las 9:00 pm,
en la banca de 1 parque
haciendo el amor.

*

Sofía con efe de Fernando,
Con (fía) de “fe”,
& de día & de mía,
De letra inicial de
prolongadas curvas de
autopista peligrosa y llantas derrapadas
directo hacia aquí.

Sofía con

“S”: como la Pera en Cuernavaca.

*
Es más fácil juntar 2
cubetas de colores diferentes
y mirarlas indivisibles que
con palabras
explicarte:
½ de mí
esta en ti
& viceversa.

*

PD.

Que hoy,
no te toquen otras
manos que no sean las
mías.

(Punto.)

*

En este mundo peligroso, tenemos que estar juntos.

*

Chiste:

Los Koalas no sudan
En cambio
-Tú y yo-
Ya tenemos 8 mares
Cada vez que hacemos el amor.

*

No me preguntes que me pasa
Pues ni yo mismo sé porque
éste árbol se parece tanto a mi
cuerpo ni porque
las ramas que
se suponían eran butacas de
aves ahora cuelgan de mis dedos y
lengua como buscando un rayito de
luna que
las ayude a aullarle a los 4 vientos:

“Estoy buscando 1 cueva,
lo bastante generosa
para que cuando grite -amor-
el eco resuene
cómo las olas violentas,
que aquella noche abrazados
esperamos enmudecieran
en el mar profundo.”

Carmen.

dsc_03773

A mi madre,
A Sofía
& a mi Abuela.

Rasé.
Fotografía: Cala.

¿Qué gatos maullaron tu silencio?
¿Qué recuerdos tejieron tu suéter?

Ahora sí,
Ya nunca mires al cielo
con ojos de rabia
con boca de viento
sola en la noche, aullando la gracia
de las flores burlonas
atadas al vicio, al cairel de la luna.

Ya nunca mires, al sueño desnudo
De tus muslos libélula
invocando rezos, conjurando luces
sollozando voces en los puntos ciegos
de ésta recámara de luces molestas.

No ya no corazón,
no mires con tus pies descalzos
la madrugada apestosa que dejó
el sexo biológico
de dos amantes elegantes
vestidos a puro rasguño
cosidos al alba aguda
del vientre entumido
Y la garganta afónica
detrás los cristales del
ruido en el suplicio del poema
escombrado en el sismo
mismo
de mi esquizofrenia oculta
de mi tierra húmeda.

Ya nunca mires al cielo
Sino es directo al claro de luna, esfera
O a la fiebre de las rocas
O al bullicio inaudito
que dejaron los viejos, (mis viejos)
que se arrastraron por las azoteas de esta migraña nocturna
para recordarnos que no somos permanencia
sino permeabilidad, mucha agua
esponjas en espera a la conciliación
del irreversible silencio.

No corazón, ya no mires de reojo
hacia la casa de los abuelos
donde reinan los hombres con alas
y los Ángeles atropellados
con olas de mar
y en la brisa uno puede ver a los mirlos
capiblancos y las ballenas y los tiburones y también
a las aves de carroña
Que deletrean tu nombre
Sondeando la impaciencia de una madurez extraviada
que ruge sin boca y muerde sin muelas
el desvelo indiferente
que besa sosegado
ese girasol que te tatuaste en las venas
Antes de salir a desayunar.

No corazón.
Ya no mires
El hueco el imaginario
La llaga acostumbrada
La zanja que enumera / la caída de tus huesos
Ni la asfixia de tus papilas, que conforman tu lengua
(Que dijo Fausto no es metáfora sino lumbre)
En la selva de mi cuarto
En la celda de mi espalda
En la caja petri desde la que nos mira «Dios».

No, ya no corazón
Ya no chupes las sales que nuestros pasos dejaron
En esta playa de arena remota
En el domicilio de una galaxia olvidada

Para ahora sí,
Cortar el listón de nuestros miedos
Y hacer del cometa filoso
Que volamos entre sueños:
Un empalagado halcón
Que rebane / agua dulce
El telar de mis suspiros
La agonía de tus parpados
El cielo moreno de esta:
larga,
noche,
negra
En cuenta regresiva
a punto de estallar,
al son de este a delicado mareo.